lunes, 20 de abril de 2015

Opinando sobre... Hasta el Fin del Mundo. Te amaré. El final.

No podía no comentar el último capítulo de Hasta el Fin del Mundo. Te amaré (poner aquí tono-marjorie). La novela ha sido más bien triste, en todos los sentidos, los libretos, la dirección, sin olvidar tanto cambio dentro del elenco. Que David Zepeda le echó ganas, le echó ganas, pero el papel estaba escrito para Pedro Fernández, y aunque, quizás, lo intentaron amoldar a Zepeda, lo cierto es que no se pudo hacer un Chava de verdad. Me repito mucho, lo sé, más que el ajo en muchas ocasiones, pero con excepción de Yo No Creo en los Hombres, lo visto en Televisa es tan ni fu ni fa que sólo sientes deseos de comentar el episodio irónicamente... ¡Vamos que nos vamos!

Tengo que empezar, irremediablemente, con la isla. En primer lugar, ¿alguien puede decirme en qué parte del globo terráqueo se haya? Me parece sencillamente de diez, ¡qué bien se vive! Y que me digan el modisto particular que tienen por ahí, ¡qué arte! Ese estilismo da que pensar, y voy a acabar creyendo que tienen un centro comercial, todo recto y a la derecha. Por otro lado, son nativos, ¿nativos de dónde exactamente? ¿De foro Televisa? Porque divino pulpo a la gallega, qué carajo es eso, como apunte, ese nativo-Pedro con esa capa, o como le queramos llamar, que no es más que una manta para el sofá de Ikea (el gigante sueco de los muebles baratos). Y menudo rollo a lo Lago Azul que se lleva con Alexa, que por cierto sigue con ese supuesto acento español -por enésima vez, no hablamos así, gracias-, que siempre demostró no ser muy lista, y lo demuestra nuevamente con la indígena (la modelo que acaba de bajarse de alguna pasarela), que cambia de actitud con ella en menos tiempo de lo que tarda el último pelo en caerse de la cabeza de un calvo en pleno tornado, que más o menos le pregunta si se pueden hacer trencitas mutuamente, y Alexa acepta. Obviamente luego intenta matarla, y, oh sorpresa, la salva Ranku, o lo que es lo mismo Rambo-indígena made by H&M.

Sigo con Alexa y su lógica. No querer volver por un vídeo sexual, cuando quién te hacia chantaje por el citado vídeo iba contigo en ese avión, del que fuiste la única superviviente, porque tuviste a bien de hacerte de un trozo de tu asiento, una almohada. Explicación con manzanitas porfa. Además, ¿se puede saber por qué siempre, siempre, siempre, muere la tripulación? ¿Qué nos quieren decir, que si no eres prota no tienes derecho a sobrevivir? Más o menos. Y ya que estoy con Alexa, yo soy amiga, y ya no digo hermana, madre, o pareja, de la susodicha, y después de abrazarla por la emoción de volver a verla, le pego una torta con toda la mano abierta. Se puede ser egoísta, y luego ya está ella, que llega con los "os quiero", "os eché de menos", pero mientras andaba en la isla del Caribe no me acordé de vuestros caretos. Sobre la rueda de prensa poco se puede decir, sólo que veo muy normal no dar explicaciones a tu familia y pareja, sino sentarse en una rueda de prensa, después de meses supuestamente muerta. Anda que...

Pasando a otra cosa. Un aviso importante. Los anónimos acusatorios no se consideran prueba suficiente para abrir una investigación, sino que esto se produce en caso de que el anónimo sea amenazante contra la persona que lo recibe. La policía no puede abrir expedientes e iniciar investigaciones con la misma ligereza con la que se abre un paquete de pipas y se empieza a llenar una plaza con sus cáscaras.

En cuanto al secuestro de Sofía, normalmente, para saber qué coche se ha de seguir, o en este caso secuestrar, se necesita el número de matrícula, o placa, para poder seguirle los pasos y etc., con una foto de la puerta del copiloto no suele ser suficiente. A todo esto, ¿el desayuno qué se lo iban a tomar en otro estado? Además, todo el estrés del mundo y el baby de Sofía sin problema alguno, sorprendida me hallo.

La verdad es que las ideas para villano-Peralta estaban bien, no para tirar cohetes, pero bien: todo muy malvado, todo muy planeado, todo muy vengativo, todo muy muy, pero, si metes a un actor que ni fu ni fa pues el personaje se queda en ni fu ni fa, e incluso puede llegar a crispar los nervios. Eso sí, en 190 capítulos da la impresión de que el susodicho hace negocios con gente de postín y en el último capítulo resulta que hace negocios con un cártel que tiene por cabeza de la organización a un señor con un gusto en camisas qué, sólo de verlas, te da pavor, y un americano que de primeras parece el tonto más tonto de todo USA, porque pegársela a un cártel y luego subirte en un yatecín con los traicionados y sin guaruritas, es de tener muy pocas luces. Si bien, finalmente se sabe que no es el americano más tonto de todo USA, sino que es pariente directo de Superman, que le dan un tiro, se cae en medio del océano-piscina y al día siguiente ya está en una sauna vengándose.

Como apunte, no soporto los discursitos-monólogos que se pegan algunos personajes. Estilo uno: "estoy tan agradecido a la vida por bla bla bla"; estilo dos: "no me voy a quedar quieto y haré que ese méndigo pague y bla bla bla". Visto, en toda la novela. Otra cosa insoportable de Hasta el Fin del Mundo es el pelo de Lucas, que me deja muerta. Peor que cuando Bisbal apareció con aquella melenaza llena de rizos de muñeca de porcelana, peor sí, y ya es decir. Y ya no hablo del videoclip porque me da la risa floja. A mí me sacas un artista así y le doy un euro, un dolor, un peso y una libra (todo junto), sí, pero para que se calle.

Una duda existencial, ¿por qué el comandante Tavares se ha tirado toda la novela contestando afirmativo o negativo, según el caso? Además de que tiene una manera de investigar que me deja toda loca. Pone en alerta al millonario de que tiene pruebas en contra de él, y digo yo, ¿no es mejor esperar a que se haga la investigación, se presente ésta ante el juez y éste emita la orden de detención-aprehensión? Bueno, eso sería lógico, y la lógica con los escritores de Televisa no se lleva muy bien. Como apunte a las pruebas obtenidas, ¿cómo dicen que nunca se sabrá de dónde se obtuvieron los datos que Regina proporcionó? Claro que no, fueron un regalito que trajeron unas haditas del país de Nunca Jamás.

De lo mejor de las novelas de Televisa en general, visto en Patricio en particular, es su equipo de caracterización, que maravilla la cara quemada del mismo. Al que, por cierto, finalmente acaban matando, que vale que era un poco cabroncete, pero tanto como para acabar muerto, pues como que va a ser que no. Aprovecho para dar las gracias por la mini aparición de Alberto Estrella, bravo. Y a todo esto, ¿por qué no le dieron más minutos a César Évora? Lo mejor de la novela, de lo anterior a lo siguiente, grande. Claro que verlo sólo hace recordar lo gran villanazo que es, y el cutre Peralta que se ha visto. El que por cierto, Peralta, se pasaba el día diciendo lo del duro corazón e historias varias, y ve al hijo y casi, casi, que se pone a llorar cual plañidera, eso sí, sí a su suicidio, por lo menos algo con cierta originalidad.

En las novelas se ve una manía de meter a los civiles en las comisarias y en los operativos que ya parece inercia. Parece que uno tiene un problema en México, llega a la comisaría y por allí se queda como Pedro (no Fernández) por su casa, y luego se va al operativo así porque sí. Y en caso de no ir al operativo, siempre queda una segunda opción, que la policía se vaya por su lado y el afligido descubra el astuto plan maquiavélico del villano y vaya sólo, sin avisar a la policía, normalmente acompañado de un amiguete, y salve a la amada. Muy lógico todo. En este caso, por supuestísimo, Chava y Armando consiguen reducir al gorila, y eso sí, en vez de ponerse inmediatamente a abrir las cajas para ver donde se encuentra la secuestrada, vamos la Sofi, esperan a que llegue la policía. ¿Pues no era mejor que ya las abrieses alma cándida?

Cuando ya las cosas se componen, y pasan cuatro años, y hacen la inauguración de la nueva fábrica (cuatro años, ya les ha costado) ni Chava ni Armando están presentes, que digo yo, ¿no seria más fácil coordinar agendas en vez de dejar a tu pareja tirada cual pañuelo usado? ¿No pueden esperar a que acabe la carrera? Y por supuesto tiene que llegar Silvana en plena fiesta a desvelar una verdad de la que ella se ha enterado cinco minutos antes, con los mariachis por detrás tocando. Sobraba. Muy bien lo del programa de televisión, pero mientras que el niño de Sofía parece que tiene ocho en vez de cuatro, el de Armando no ha crecido ni una mijita.

Y que pasan tres años más y me hacen una fiesta por el séptimo aniversario, ¿por el séptimo? Manzanas por favor. Que por cierto, menos mal que nos aparece Araceli, que no sé si andaba por el norte o por la luna, de tanta ausencia. Eso sí, de la mamá del niño-anteriormente-conocido-como-niño-petardo ni sus luces. El que sí aparece es el pelo de Lucas que sigue lamido por una vaca. Y también aparece por ahí Carlos de la Mota, que digo yo, ¿qué me haces ahí? ¿¿¿Qué??? Por cierto, menos mal que nos juntaron a Oliver con Marisol, pero esperar siete años para eso es un poco de noche de fiesta, a las seis de la mañana antes de que cierren la discoteca (quién no haya salido nunca por las españas a lo mejor no me entiende. O sí.)

Para terminar, los finales alternativos están bien cuando son alternativos, no cuando son consecuencia lógica del desenlace dado a la trama en el final oficial. Cambiar el "nos vamos de viaje" por el "va a nacer el bebé" no es alternativo, con la puntillita de Chava diciendo que él y Sofía tienen toda la experiencia en eso de los partos, ¿se hizo matrón después de dejar las carreras? Me quedé con la duda de qué pasa en el segundo final alternativo, ¿Alexa da a luz al niño elefante? Pero, por qué, por qué, por qué tienen que empezar los dos finales con Lucas destrozando una canción tan mona, ¿por qué?.

Se terminó. Finito. Caput. Se acabó. ¿Conclusión? Qué triste que ni un refrito te salga novela decente...


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