miércoles, 25 de mayo de 2016

Opinando sobre... Las Amazonas.

Hace más de una semana que se estrenó Las Amazonas y que -aún a pesar de tratarse de otro refrito más, ¿por qué dioses noveleros? ¿POR QUÉ?- me ha gustado. Sí, me ha gustado. ¡Por fin una telenovela de la que se puede decir "me ha gustado"! Aún no me lo creo, ¡qué emoción!

Creo que un factor importante es el hecho de que se vaya a tratar de una telenovela corta, lo que ayudará, y creo que ya está ayudando, a que la historia no se vaya a recoger paja allende los mares, añadiendo tonterías por aquí y por allá. Aunque claro esto no es más que mi percepción de lo que puede pasar de acuerdo a lo que vamos viendo, y tal vez es un poco precipitado, toda vez que aún andamos por la segunda semana de emisión, pero yo tengo esperanzas. Sí, aún a pesar de las grandes bazofias vistas, yo aún tengo esperanzas. ¿Y por qué? Porque la esperanza en los dioses noveleros es lo único que no se puede perder.

Tampoco nos creamos que absolutamente todo en la novela me ha encantado, porque sería como asegurar que de A Que No Me Dejas ha salido la próxima Meryl Streep. Como esa primera escena, de ese primer capítulo, esos primeros minutejos al aire, con Alejandro huyendo con sus hijas, que no sé muy bien si me gustó o si más bien no me gustó, porque ¿por qué carajo tiene que huir un veterinario? ¿un narcotraficante amaba mucho a su mascota y el susodicho veterinario lo sacrificó?; aunque al pasar en seguida a la voz de Ruffo y su narración, dejé de lado mi analisis de tan escasos segundos, ¿y que por qué lo traigo ahora a colación? ¡Pues porque fueron los primeros segundos! Hablando del personaje de Ruffo, dos cosas: ¿por qué una violación? ¿De verdad que no había nada más, ninguna otra razón que pudiese llevar a la separación de Inés y Victoriano?; y dos: ¿para cuándo una villana? ¡Désenla ya caramba! Y por supuesto, siempre tiene que haber una mujer joven, sexy y ambiciosa, que tiene engañado al marido. ¡Qué malos son los calentones!

Me tengo que detener un segundo en tres cosas: ese uso pobre y horroroso del croma, por favor, alguien que sepa de ésto y que por caridad se pase a dar unas clasecitas a Televisa; amén de que todas las telenovelas últimamente andan patrocinadas por alguna marca de lencería, sino no llego a comprender muy bien el muestrario de sujetadores y otras piezas clave de la ropa interior femenina; y qué decir de los momentos Pantene, yo cuando me quito un gorro o el casco de una moto muevo la cabeza igual, de un lado a otro esperando que el viento deje mi melena mejor que cuando salgo de la peluquería.

En cuanto a los estilismos, de buscona chic (obviamente) para Déborah, completamente diferente de los estilismos, a la par tan dispares entre ellas, de las hermanitas, ¡cómo se nota que no se trata de una producción de 'El Gúero' Castro! Pero por favor, un minuto de maravillamiento con esos divinos nidos de pájaro en las cabezas de Eduardo y su mami Bernarda; estoy intentando hacerme lo mismo en mí misma desde el lunes pasado, de momento gasto dos botes de laca por intento y sigo sin que me quede tan frondoso.


Algunos Síes y algunos Noes...


Síes

1.   Sí a la narración de Inés. Nos ahorraremos, espero, las explicaciones absurdas dadas por los personajes.

2.   Sí a Évora-Ruffo. (Me encantan, sí, yo confieso... ¡Aiba! La culpa no fue del Cha cha cha -canción de Gabinete Caliari- sino de que me zampé La Madrastra enterita)

3.   Sí a Andrés Palacios.

4.   Sí a que Salvador Mejía se ande reivindicado después de La Tempestad y Lo Imperdonable.

5.   Sí a Grettell Valdez en un personaje diferente a sus últimas novelas y reivindicando el feminismo, si bien no es necesario repetirlo mil veces, ni gritarlo como una energúmena, se debe demostrar. Nota para los guionistas. Aunque han entendido que el feminismo no es lo opuesto al machismo sino la defensa de la igualdad para la mujer.

6.   Sí a las químicas de las parejas, bueno de casi todas... A ver quién adivina de qué pareja ando hablando...



Noes

1.   No a la escena paquetón... No hace falta explicación, digo yo.

2.   No a René Casados, lo siento no me gusta la pareja que hace con Grettell. ¡Ups! Se me escapó.

3.   No al personaje de la Vergara o es que ella lo exagera muy mucho, ¿o soy yo?

4.   No a que las parejas de interés (pa' mí) se queden como se tienen que quedar al final, que me lo veo venir.

5.   No a los comentarios ofensivos por la edad a las actrices y ni mu sobre los actores, ¿qué pasa que quien critica no nota el pasar de los años? ¡Que me den la receta!

6.   No a un nuevo refrito, me repito más que el ajo, lo sé, pero seguiré con mi lucha silenciosa por un original. Y es que esta es otra telenovela en la que vamos por la quinta versión, debe ser el número mágico de Televisa.


En resumen, ¡habemus telenovela que seguir! We are the champions my frieeeends... (poner musiquita aquí por favor)


lunes, 16 de mayo de 2016

Opinando sobre... Corazón que Miente. El final.

No puedo empezar este post de otra forma que no sea expresando mi asombro con Pablo Lyle, ¡aplausos para él! Si en La Sombra del Pasado me gustó, en Corazón que Miente me ha impresionado, ¡qué capítulo final se marcó! Lloros comedidos y en su justa medida, sobreactuación cero, intensidad adecuada a cada momento, sonrisas sinceras, rabia necesaria, ¡qué guiños de ojo! De verdad que mis respetos. Si hay justicia actoral poco tiempo estará en las novelas y caminos nuevos emprenderá. Claro que si los dioses noveleros hacen de las suyas, para beneplácito de quienes disfrutamos de este género, será el protagonista de referencia, aunque creo que poco le queda para poder hacer cualquier papel que se proponga a la perfección, y un buen villano sería de agradecer en él.

Normalmente cuando comentó acerca del capítulo final de una novela, siempre lo hago destripando y comentando las cosas lógicas o sin sentido, pero este en concreto me ha dejado poca tela que cortar, aunque siempre algo de tela hay. Matizo que el hecho de no tener mucho que destripar, que no me hayan sangrado los ojos con algunas escenas, que no me haya dado por la risa floja como con Pasión y Poder (¡y ya estoy otra vez!) no significa que haya sido un final magnifico, maravilloso, inolvidable, abrumador, imprescindible, innovador, y bla bla bla, sino que he visto un buen ritmo en el conjunto -si bien es cierto que a la mitad del capítulo se comenta que a un caracol le hubiese dado tiempo a dar la vuelta al mundo en comparación-. Me sorprendió que no se tratase de un final lento y somnífero en el inicio para luego ir amontonando las escenas de interés al final como los plátanos en el supermercado, y eso es de agradecer.

Eso sí, ¿qué fue ese momento de Leonardo agonizando (era de esperar que acababa muriendo...), incorporándose en la cama, extendiendo la mano mientras llamaba a Lucía? Soy yo uno de sus familiares y de primeras le pregunto si está tonto, y de segundas le pido a los doctores que dejen de dar la medicación que suministran a sus pacientes que los hacen flipar un poquitín. ¿O es que la actuación de Diego Olivera no terminó de convencerme? O tal vez como yo vi Laberintos de Pasión, pues ya me perdonen los fans de Olivera, pero donde esté César Évora -en cualquier papel- que se quite todo el resto. Siguiendo con Leonardo, muy bonito eso de dejar a su-hijo-recién-encontrado-primeramente-odiado-pero-ya-como-que-no y a la musasa-que-crió-que-en-principio-amaba-pero-que-en-segundo-y-medio-ya-no con bendición incluida, pero hombre, decir que fue tu hija cuando dos días para atrás le estabas comiendo la boquita y le decías que andabas en el enamoramiento con ella, pues mucho sentido no tiene se mire por donde se mire. Y ya lo siento, pero la escena de Carmen hablándole a Leonardo ya difunto, pues como que no me llegó... Muy bonita y adecuada sí, pero carente de emoción, me quedo con Alonso despidiéndose de su recién estrenado papá. Ahora bien, si me tengo que quedar con una escena de este final, me quedo con el último vis a vis de Alonso y Demián -matizo que por Lyle, aunque seguro que esto no hace ni falta, la obviedad no necesita matización-.

De los malos malosos: Rogelio muere, pues sí ya bastante tuvo previamente con lo de la cara a lo Fantasma de la Ópera (que por cierto no ha sido uno de los mejores trabajos de caracterización del mundo novelero en Televisa), o tal vez no; Demián tetrapléjico y la enfermera explicándoselo como quien explica la receta de una tortilla de patatas o a un paciente cuando lo que tiene es un juanete; Renata-Mireya sin piernas muy bien, mejor Dulce María dedicada a las villanías en novela que a la cantada (my opinion, chears); Rafaela como prosti barata... ¿Pero qué clase de amigos tiene la secretaria de la empresa? Como para despedirla, miedito; Eduardo en la cárcel con visita de ex mujer incluida, si se los hubiesen ahorrado a ambos, pues mejor, somnolencia.

De otro lado, la cartita de Leonardo hablando del papi recién aparecido de Mariela, pues maravillosa y estratégicamente colocada por alguien que no sabía que iba a fallecer; bello personaje de Helena Rojo como abuela nada tonta y alcahueta, aunque ese color fucsia-violeta de los ojos era too much, parecía que la maquillaba un pintor de brocha gorda; y ¿por qué, por qué, por qué las parejas gays no se dan nunca un beso en una novela de Televisa? ¡Son pareja! Y como en todas las parejas de que hay besos, los hay. Esto no pasa el filtro del Comité de Bla Bla Bla, pero sí lo pasan las violaciones, los asesinatos, los maltratos. Sí, todo muy normal.

Y otro por qué, por qué, por qué: ¿por qué, por qué, por qué hay que terminar una novela con una boda? ¡Qué manía! Aunque habiendo elegido la pieza de Bach elegida, no puedo objetar nada, me tocaron la fibra, me llegaron al corazoncito, lloré: me ganaron. Historias personales que tiene una con ciertos clásicos. Y ya si hubiesen dejado la canción de la novela sólo a violín como la empezaron, sólo a un instrumento, hubiese sido brutal.

En definitiva, refrito de refrito sí, es la quinta (¡quinta! que se dice pronto) ocasión que se lleva esta idea a la pantalla novelera, pero hay que darle una buena nota, por lo menos a este final. Eso sí, ¿para cuándo un poco de originalidad en Televisa?



lunes, 2 de mayo de 2016

Opinando sobre... Simplemente Maria. El final.

Andaba yo pensando en que hacer en estos días y pues me he dicho a mi misma: "mi misma, ya que estás de convalecencia y poco puedes hacer fuera de las cuatro paredes de tu habitación, aprovecha, escribe tu propia telenovela (que aunque nadie la haga nunca de que la termino, la termino), y ponte al día con alguna novela". Claro que luego pensé, que ya que estoy, pues me pongo a escribir en el blog (gran olvidado de este último año). Y qué mejor que hacerlo con un final de esos que me gusta a mí desmenuzar. Empecé a ver el de Pasión y Poder, pero la risa me impidió escribir, es que recuerdo el final y empiezo con la risa floja otra vez, así que pasé a Simplemente María.

De primeras, no entiendo muy bien cómo es posible que se sigan haciendo refritos en Televisa, pero claro, esto llevo yo sin entenderlo no sé desde hace cuánto, que se prefiera el refrito o la adaptación de novelas extranjeras, a un original... Más que nada porque en las adaptaciones hay que pagar la idea también. De segundas, ya que se ponen al refriteo, ¿en serio? ¿de verdad? ¿Simplemente María? No hay telenovela de la que hacer un refritín mejor que Simplemente María.

En lo que al final se refiere, este fue más largo que un día sin pan... Un coñazo en si mismo, claro que por lo poco que he visto y por las opiniones leídas (no de los fans carentes de objetividad) ha sido un coñazo como toda la novela. Aunque admito que si se ve el final escribiendo a la vez lo que a una se le va ocurriendo, como ahora mismo, todo se lleva un pelín mejor.

Entrando en materia, yo pa' mí que la escena ésta de la fábrica la he visto como en unos cuantos finales de telenovela venezolana... ¿qué no? Ahí hemos descubierto que MacGyver al lado de María un mero aprendiz, qué forma de desatarse, ¡qué maravilla! Por lo demás, pues eso, el mismo diálogo de siempre, "me quitaste bla bla", "estás loca y bla bla", con la excusa de que María ha perdido la memoria, pues así rellenamos minutos. Del señor este "malo" que se lió con Vanessa pues qué decir, bah, nada que decir.

El niño Martín de mayor será el nuevo James Bond, qué confianza al decir "sigue a ese coche" -creo que voy a hacerlo el próximo día que coja un taxi, no hago más que verlo en las novelas y me pica la curiosidad-. Eso sí, el niño lo mejor de toda la serie, qué decir de esa carita que pone cuando le dicen que lo van adoptar, era para comérselo, qué ricura. Aplauso para él que hasta media lágrima asomó por uno de mis ojillos, lo que no recuerdo es si fue el derecho o el izquierdo.

Cristóbal y Alejandro han tenido la misma discusión los 126 capítulos, ¿verdad? ¡Vaya petardo! Tendrían que haberla dejado con el nuevo médico, no sólo un medio voy a intentarlo contigo, eso sí que hubiese sido un buen final. Más que nada para que la musasa catase a todo galán. Lo de citar a los tres pretendientes a la vez y salir vestida como si se fuera al TVyNovelas, ¿hola? Antes de que esto pasara, ese discurso de súplica que le da Cristóbal cuando encuentran a la niña demuestra que debería haber visto previamente The Vow, esa de la muchacha de The Notebook que andaba casada con el buenorro de Channing Tatum y que como resultado de un accidente no se le ocurría otra cosa que olvidar lo vivido con el macizorro de su marido, pues en resumen, que me desvío, él lo hacía todo tan bien que ella volvía a enamorarse de él de verdad, no así como así, no era un "no estoy enamorada de ti, uy, pues ahora sí porque te interpones entre mí misma (no mí misma de mí misma sino mí misma de María misma) y una bala". Ay no, perdón, que le habló su corazón, que al parecer hasta ese preciso instante andaba mudo o de parranda, además de que los flashbacks llegan en el momento más oportuno, ¡qué medicamentos más geniales tomaba mi María! Que a todo esto podría pasarme el nombre del rímel que utiliza, madre mía, no se mueve ni una mijita; yo "lloro" lo que ella y parezco un oso panda recién levantado después de una noche de juerga que no se desmaquilló antes de irse a dormir.

En cuanto a lo de la bebe-hija-de-María-pero-que-ni-ella-misma-reconoce pues los celos de Pina son 100% comprensibles. ¿Qué es eso de que tu hija esté llorando y llegue otra persona y se la lleve a su habitación para tranquilizarla? ¿Y la cojo ahora sí y ahora también? Hubiese sido un puntazo en el guión que se hubiese largado Pina con la niña, como si para ella hubiese usado a su amiga como vientre de alquiler [que no entren ahora los juicios morales que yo sólo miro en este momento por un giro en la historia, gracias], claro que esto para un final es too much. Hablando de finales too much, no saben dosificar las "verdades", y ponen todo en la parrilla a la vez. Pues a mí me enseñaron que primero van las chuletillas, luego el pollo y por último el chorizo y la panceta -no, no hace falta saber de ingredientes de la parrillada riojana (Spain) típica, lo que hay que pillar es el concepto, es decir, que todo se debe hacer en un orden, para que ningún ingrediente se nos queme u otro se nos quede crudo-. Me ha encantado Laureano diciéndole a la Pina "te lo dejo a ti que siempre has sabido hacer lo correcto", un claro y contundente me lavo las manos como Pilatos en toda regla.

Como española que es una, eso dice mi pasaporte, no puedo darle al botón publicar sin comentar la forma de hablar de la eSSSpañola, ¿qué era eso? Nota para los escritores: no hablamos así en España desde el siglo XIX. No he tratado yo a mi madre, padre, o novio o amigos, de usted en lo que llevan mis patitas pisando este mundito. Se hace con la gente mayor (en algunas familias en algunas partes de España) y con los desconocidos a partir de cierta edad y jefes, estos últimos cuando se trata de altos ejecutivos o si es jefe directo y te pide que así lo hagas. Palabra clave para los escritores: investigación. En un gran abanico de profesiones uno debe investigar. Ya sean abogados, periodistas, escritores, por si no se lo había dicho nadie (no les conozco, por ello les trato de usted). Pero, si lo que querían hacer era darse la famosa licencia literaria (excusa fantástica para no investigar ni como se llama el aeropuerto de Barcelona, les cuento que se llama El Prat, porque ni lo miraron seguro), no digan que el personaje es español, inventen un país. Esto es lo mismo que si en una productora española se hace una serie en la que uno de los personajes es mexicano y lo pasean por las calles de Madrid vistiendo y hablando como lo hace María al principio de la novela y dando a entender que así es el 100% de los nacionales. En lo cierto, en lo correcto y en lo cabal, no se encontraría la citada serie.

Con lo que voy a decir ahora más de uno se me echará al cuello pero si no lo digo, reviento, y menudo trabajo para mi pobre madre limpiar todo eso. Soy católica, creyente, practicante, y no logro entender esa manía en las novelas, y en esta ha sido brutal, de estar mencionando a Dios y a la Virgen cada dos por tres, ¿no se dan cuenta de que lo poquito agrada y lo muchito enfada? ¿Si ya tienen los capítulos de La Rosa de Guadalupe porque usan tanto la religión con novelas como Simplemente María? ¿No les interesa llegar a un público no católico? Como lo son las personas pertenecientes a otras religiones, o los ateos, o simplemente católicos que no tienen ganas de escuchar que de cada cuatro líneas escritas una se refiere a los designios del Señor, la otra a las pruebas que nos pone, otra para pedirle un milagro, y si hay suerte la cuarta se usa para otra cosa. Yo vivo en una familia de católicos, ateos y agnósticos, por lo que he crecido apreciando y sabiendo cuan importante es la diversidad.

Ya, para ir acabando, yo diría algo bueno de la villana de la historia, pero es que lo mejor de la misma era cuando no aparecía. Estuvo muy bien su final, que las dos cómplices acabaran asesinándola, que ya es casualidad que les tocase a las tres en la misma celda, pero bueno, ¿no fue demasiado gráfico? Ahora entiendo, es para compensar lo de sacar a colación a la Virgen cada dos por tres. Mejor que dejen de hacer tanta mención y así se podrán ahorrar escenas tan gráficas para una novela cuyo final se emite en tarde de domingo. Cambiando de tema, las uñas rojas con los labios rosa fucsia, las flores del pelo en rosa fucsia, el cinturón en rosa fucsia de María... Cri cri

¡Qué no se me olvide! Lo mejor del final: Zuria Vega.

Bueno, pues eso, que Televisa va de mal en peor, aunque eso sí, espero con ansias que empiecen Las Amazonas (remake de una venezolana, obvio, no va a ser un original), que sí, que es de Mejía y anda como el Güero más perdido que piojo en peluche, pero confieso que me apetece ver a la Rufo y al Évora con Mejía... Ay, es que me tragué La Madrastra de p a pa y me chifló. No me digáis nada, una cambia de opinión de vez en cuando, soy rara, lo sé.