sábado, 25 de junio de 2016

Sin pelo, pero con honra. Opinando sobre... Sueño de Amor.

Normalmente si escribo en más de una ocasión acerca de una telenovela ello viene a significar dos cosas: o bien me encanta, o bien me he cabreado, encabritado, encabronado, o más finamente, me he enfadado. Apuestas a cuál ha sido el motivo que me ha llevado a escribir en esta ocasión, nuevamente, sobre Sueño de Amor. La devoción, el enamoramiento y el encantamiento desde luego no han sido los responsables.

Mentiría como una bellaca [mala, picaresca, ruin] si no dijese que esperaba ansiosa el momento de Betty y su pues-ahora-voy-y-me-rapo, o lo que es lo mismo Esperanza y su tengo-más-dignidad-que-el-cáncer, porque soy una llorica y me encantan a mí las escenas que me sacan una lagrima, cosa que no ha sucedido esta vez, pero aún así yo sí que la aplaudo a ella ahora mismo, que no al guión o a la producción, ¿y por qué? Pues porque sí, porque se mire por donde se mire no es fácil ponerte (como mujer) delante de una cámara, coger una maquina de afeitar y raparte la cabeza, y menos aún cuando tienes un pelo que te cubre media espalda.

Aparte de esta escena y la de la niña Notni, que está para comérsela, con mami Monroe, Sueño de Amor me sigue pareciendo un soponcio, aunque tan bien es verdad que es muy probable que sea porque simplemente le tengo manía, no, que va, simplemente me produce sopor. Y no hablemos ya del tándem Cristina-Ricardo, con tanta perfección, con tanta sonrisita, me dan ganas de tirar todos mis peluches por el balcón. Ricardo ese único personaje que conserva el acento intacto desde el minuto uno, muy lógico todo. Pero retomando, que me disperso, el plato fuerte, Betty Monroe ya no tiene pelo, tengo un par de cosas que comentar al respecto:

- ¿Era realmente necesario poner a doble pantalla a Esperanza rapándose y a Cristina con Ricardo dándolo todo en la cama del hotel? Pues no, no lo era. Patético.

- ¿Esperanza entra en el baño con el pelo liso, se ducha, se le caen matojos de pelo, vuelve a secárselo y planchárselo antes de rapárselo? Mi no entender.

Y ya para ir terminando, no conozco yo hombre que le preguntes 'en qué piensas', después de darle a la pasión, y conteste, si no contestan ni después de ver un partido; pero lo mejor es Marjorie de Sousa en el papel de Cristina diciendo que nunca se había sentido tan atractiva, casi me voy al puente cerca de mi casa a tirarme, si a ella le pasa eso que deja para las demás.

Psss cartita para Marjorie.

Mi querida Marjorie,

     Sin acritud, quisiera yo saber si es cierto que has mandado algún que otro mensajito subliminal a raíz del rapado de pelo de Betty Monroe, quisiera yo saber si es cierto que has insinuado que no es necesario tener ese tipo de gestos en pro del personaje sino que el arte actuatorio ha de ser más que suficiente. Si es así, ya me perdonarás mi querida Marjorie -que yo hasta "aprecio" te tengo, no soy fan, no creo que seas la Meryl Streep de las novelas, pero me caes bien y alguna que otra vez me ha gustado lo que has hecho- pero por lo que veo tú no eres Anne Hathaway que para Les Miserables, adelgazó y se corto el pelo bien cortito, sin maquinilla, que en la peli no pegaba; no eres Matthew McConaughey y su sorprendente pérdida de peso en Dallas Buyers Club; no eres Charlize Theron y sus kilitos de más y sus afea-arreglitos para Monster; no eres Christian Bale rozando la anorexia en El Maquinista o la obesidad en La Gran Estafa Americana; no eres Natalie Portman en su rapada para V de Vendetta, ni eres Demi Moore y su rapada para G.I. Jane, ni eres Betty Monroe y su rapada para Sueño de Amor. Y sí, ellos cambiaron para sus papeles, mejores o peores actores, mejores o peores papeles, mejores o peores películas, pero cambiaron. Sacrificaron sus físicos y sus bellezas por su trabajo, el de actuar, el de interpretar un papel y hacerlo creíble. Ahí lo dejo, ¿y por qué? Pues porque me caes bien.

     Es más mi querida Marjorie creo que por justicia novelera el personaje de Ricardo debería quedarse con Esperanza, rozando el absurdo no contarle sobre la enfermedad y abandonarle en el altar, claro como eso no duele en el corazoncito; es más creo que Ricardo amar amar, amaba poco a Esperanza si sólo dos meses después de que lo abandonen (A BAN DO NEN, dícese de una faena mu' gorda) ya está comiéndole el morro y demás a Cristina; pero obviando todo eso, si sabe que la mujer que lo abandonó, lo abandonó por algo tan horroroso como un cáncer, no por falta de amor... ¿Blanco y en botella? ¿Lo explico con manzanas? ¿Es necesario un croquis? Por favor, sigan los letreros luminosos hacia la respuesta correcta. Todo sea que no aparezca por ahí una campaña de estas absurdas de "Queremos que..." y el productor Juan Osorio decida caminar dejando las luces de neón a sus espaldas.

     En fin mi querida Marjorie, poco más tengo que decirte, bueno sí, tal vez, que dime de qué presumes y te diré de qué careces.

     Un abrazo, sin acritud



viernes, 17 de junio de 2016

Opinando sobre... Sueño de Amor.

Me ha costado escribir ésto, no porque tuviese mucho que criticar, no porque tuviese mucho que alabar, no, me ha costado escribir ésto porque casi me quedo dormida en el proceso. Sueño de Amor es un somnífero, es un opiáceo hecho telenovela, es un coñazo en sí misma. Sí que es verdad que le han dado cierta gracia a la trama añadiendo el personaje de Cristina (aunque sigo en mis trece pensando que los personajes de santa madonna a Marjorie de Sousa no le quedan), es más, sería maravilloso para la trama ver el sufrimiento de Ricardo al enterarse de la verdadera razón por la que Esperanza le dejó (nada normal, dicho sea de paso), verla demacrada completamente, con el pelo rapado (aunque me parece que la novela no lo merecía, es de aplaudir a la Monroe el "sacrificio", entrecomillado porque de seguro la "invitaron" a hacerlo), y digo bien sería y no será porque sólo sería maravilloso si los libretos acompañasen, si no fuesen lo peor escrito desde hace tiempo.

A mi me han enseñado desde bien pequeña que para formarme una opinión sobre algo, cualquier cosa, lo que sea, debo conocer aquello de lo que quiero opinar. Es por ello que me di a la ardua tarea, -y sí, ardua, porque, reitero, no me dormí de puro milagro, o más bien gracias a los palillos que coloqué sujetando mis párpados- de ver, si no el 100%, si un gran porcentaje de los minutos emitidos de Sueño de Amor.

¿Qué es lo que pasa cuando cogemos la idea de una película, no le agregamos mucho más, no le damos vida a la trama, entrelazamos historias secundarias cogidas con pinzas, y metemos todos los problemas actuales que se nos vayan ocurriendo con calzador? Pues que sale Sueño de Amor. Una historia con unos diálogos de chichinabo -desde el principio, en eso no ha variado, si acaso se han vuelto aún más de chichinabo (RAE: de poca importancia, despreciable), que sopor-, con un machismo estúpido, el cuál más les valdría sacar de circulación en vez de tanta pantallita con mensajes. Y aquí me detengo. Me ha parecido un insulto a las personas enfermas de cáncer esa sala de quimioterapia. Esa pantalla con mensajes que en vez de infundir positivismo en los enfermos provocarían que los mismos tirasen uno de sus goteros a la misma, a ver si así paraba el mensajito, esa pobre enferma de cáncer que no tiene nada mejor que hacer que darle el consejo de 'quédate con el señor ese...' a los cinco minutos de conocer a otra enferma, todo esto cuando, según guión, la señora tiene metástasis, lo que implica que las sesiones de quimio son sencillamente brutales y desgarradoras. Un insulto. Eso me pareció lo que vi ayer.

De esta producción destacaría a Renata Notni, Julián Gil -cuyo personaje lleva la estela del Eladio de Pasión y Poder-, Isabella Tena (la niña Alegría) y Betty Monroe. Mientras que la Notni y mi Julián siempre me han gustado, especialmente este último, la Monroe nunca había sido de mi agrado, aunque también es cierto que tampoco de mi desagrado. Me sorprendió al principio su elección, me parecía muy arriesgado traer a alguien que había estado tantísimos años en la competencia, darle el protagónico cuando ni en la competencia se había hecho un nombre como protagónica, lo que aún era más arriesgado. Porque si a otras protagónicas actuales de Televisa que anteriormente andaban por la competencia nos remitimos, Silvia Navarro ya era una protagonica fuerte en Azteca, Adriana Louvier entro en Televisa en el mismo escalafón de papeles que venía haciendo en Azteca hasta llegar a protagonizar... El caso es que Betty al principio se me hizo muy acartonada, aunque capítulo a capítulo se la ve mejor, y hoy creo que está más que correcta en su papel de Esperanza -tampoco nos vayamos a pensar que me voy a poner de pie y a aplaudirla por su actuación, porque tampoco es Adriana Louvier-, y espero con ansias ver sus escenas de rapado de cabeza, confesión de enfermedad a Ricardo, conversación con Cristina sobre la misma, aunque como ya dije antes, dudo mucho que el libreto acompañe. Si bien está claro que ello subirá el rating. ¡Seguro que Juan Osorio ni lo había pensado!

Hay una filosofía preciosa que se ve en las producciones realizadas en Estados Unidos, Europa, y se llama 'Filosofía de la Cancelación'. ésta se lleva a cabo cada vez que una producción no funciona. Televisa debería contratar a gente que sepa de esto, que no esté anclada en una filosofía del trabajo y de la producción que claramente ya no funciona. Por si no se habían percatado, hace tiempo que ya no son los que cortan el bacalao.



domingo, 12 de junio de 2016

Opinando sobre... Pasión y Poder. El final.

Dicen que fue Oscar Wilde quien acuñó aquello de 'Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen'. Esta cita parece ser la cita de cabecera del productor José Alberto "El Güero" Castro, sino una no puede explicarse cómo es posible que cuide tan poco sus producciones, que no se siente a reflexionar, que no vea sus telenovelas, las de antes como Rubí o Teresa, y vea qué diferencias hay con La Malquerida o con Pasión y Poder, y me temo que si lo hace saldrán muchas más de siete. Aunque voy a darle el beneficio de la duda y voy a pensar que con él podremos decir eso de 'a la tercera va la vencida', porque realmente espero llevarme una grata sorpresa con él, tal y cómo me la llevé con Salvador Mejía y sus Amazonas -aquí añado que con Mejía no fue a la tercera sino a la novena, porque para mí Fuego en la Sangre fue nefasta, vamos que desde La Madrastra no hay ni una que se salve hasta esta última ahora en emisión, pero éste es otro tema-.

Han pasado dos meses desde que se emitió el último capítulo de Pasión y Poder en México, y además de la risa que me generó, sólo recordaba la escena de la muerte de Arturo (de la que me explayaré, o no, en breve) así que tuve que volver a ver el capítulo final si quería escribir una destripa-crítica de las mías -motivada por su emisión en Nova España-, pero es que he visto tanto, que creo que podría estar escribiendo hasta que blogger me anunciase el fin de los caracteres; si bien sí hay alguna cosita que quiero traer a colación. En el pre capítulo final el hijo no reconocido de Eladio anunciaba en junta que tenía la mayoría de las acciones, y yo leí y escuche por ahí que era imposible que el otrora villano no se hubiese enterado. Corrijo. Es perfectamente normal que en una sociedad con acciones abiertas a la compra pública se hagan con algunos paquetes sociedades de las que no se tiene mucha información, si bien es cierto que ello conlleva un entramado y una operación tan compleja que pueda abarcar años, toda vez que la sociedad de la que se adquieren las acciones o el accionista que las ha puesto a la venta suelen tener conocimiento de que están siendo adquiridas, hablando de sociedades que cotizan en bolsa no tiene porque ser así a menos que se trate de una OPA. Todo lo demás una castaña de libreto sin investigación ni lógica.

Dicho lo anterior y volviendo al capítulo final, hagámoslo esquemático:

1.   De lo mejor de la novela la entrada. A mí sí me gustó, y mucho.

2.   ¿Julia era tonta o era tonta? ¿Osea era tonta de nacimiento o tonta desde cigoto? Y he usado bien el término cigoto, porque hay plantas más inteligentes que ella. Y luego se pregunta por qué todos la mienten, amen de que vuelve con Eladio, criaturita.

3.   Eladio era villano, amenaza al suegro hasta en el último capítulo, pero se ha vuelto bueno en un microsegundo y se queda con la prota. Porque era Colunga, que si no, ni de palo.

4.   El presupuesto de los decorados de segunda tanda, incluyendo las rejas de la cárcel, se lo llevaron en el rotulador para el tatuaje de Colunga.

5.   No entendí muy bien porque Regina sale corriendo cuando va a hablar con David, ¿estaban jugando al pilla-pilla y yo sin enterarme? Sí se quedan juntos, menos mal, digo yo.

6.   El casting muy bien hecho, muy congruente en edades. Marlene Favela como madre de Alejandro Nones, sí aja.

7.   No coments sobre las peleas, violaciones, amputaciones y asesinatos dentro de la cárcel, demasiado explicito y asqueroso. No hay necesidad para una telenovela.

8.   Daniela,  las drogas, su muerte, su funeral, sí lo compro. Lo de la asociación, ay sí muy típico. El nombre ridículo.

9.   Que Julia no se quede con Arturo, ¿hola?

10.   La credencial en la mano de la difunta Marintia, de risa. Aunque ni en comparación con ese momento Julia-psiquiatra, de risa sin fin.

11.   El cambio de actitud más lógico el de Nina, el único acorde con la historia. Aunque esa reconciliación tan ¿eh? con Miguel...

12.   Lo de grabar con el pobre niño llorando sin poder parar fue para darle una torta al director, qué cruel.

13.   Agustín y Gabriela bien.

14.   ¿Por qué va Arturo a casa de Eladio? Yo creo que quería declarar su amor, hacia él. Estaban en ello.

15.   No lo repetiré bastante veces, ¿por qué, por qué, por qué se tuvo que morir Arturo?

16.   ¿Por qué, por qué, por qué carallo se fue al más allá novelero Arturo? Sólo me falto el besito... ¡Con Eladio!

17.   Directores de la empresa más importante del país Regina y David... Le doy a la empresa un año.

18.   Reconciliación Julia-Eladio... ¿Era necesario irse hasta San Francisco? No puedo escribir más porque no puedo parar de reír.

19.   Lo mejor de la novela Jorge Salinas y Michelle Renaud, parecían los únicos que no escuchaban al director, en comparación con los otros digo.

Por cierto, hay algo que sigo sin entender (en ninguna novela la verdad) esa manía de poner un único peinado durante tropecientos capítulos a la protagonista, siempre igual, siempre los pelos en el mismo sitio -seré yo la rara, pero es que a mí ni cuando me aliso el pelo con la plancha me queda dos días igual- así que aquí se entenderá que yo no entienda (viva la redundancia) el porqué de ese pelo lamido por una vaca para la pobre de Michelle Renaud, gracias a los dioses estilistas noveleros que al final llevaba el pelito decentemente. ¿Por qué, por qué, por qué le hicieron eso a la pobre muchacha? ¿Qué les había hecho ella además de ser de lo mejor del casting? Aunque lo que no puedo entender es esa manía recurrente del güero de vestir a sus actrices entre prostitutas y preparándose para ir a una discoteca de moda. ¿Realmente una madre de tres hijos ya adultos, una abuela, se vestiría así? Y que conste que yo soy cero partidaria de decir a la gente lo que se tiene que poner o si hay algo adecuado para una edad u otra, pero, por favor, un poquito de juicio no está de más.

Que no se me olvide, ¿alguien puede explicarme, como si fuera una niña de tres años, por qué le dieron a Fernando Colunga un TVyNovelas como mejor villano? Ah sí, es verdad, lo olvidé, votaba el público. Un aplauso para sus fans, ¡que dedicación más dedicada! De pie me encuentro ahora mismo por ellas. Creo que con esto se entiende que yo considere que ha hecho el peor papel de toda su carrera, claro que los libretos no ayudaban, y la dirección menos, así que al final nos encontramos con un villano que una mañana se despertó siendo bueno, tan bueno que casi casi se podría comparar con la Madre Teresa de Calcuta, ofensas aparte.

Pasión y Poder fue terroríficamente mala, pero mala de dioses-telenoveleros-llevadme-pronto-para-no-tener-que-seguir-viendo-esto, tan mala de ver los capítulos alternos y dejarlos de fondo mientras hacia otras cosas, y yo que llegué a pensar que aquello podía mejorar, ¡ingenua de mí! No es que esta novela, por lo menos esta versión, vaya a ser recordada más allá de lo malo, pero si el güero es feliz con ese 'Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen', pues yo soy feliz por él. Y si encima le dan el TVyNovelas a la mejor telenovela, pues apaga y vámonos, él convencido. En fin.



martes, 7 de junio de 2016

Opinando sobre... Las Amazonas. Habemus.

¿Que por qué ando escribiendo otra vez sobre Las Amazonas y no he empezado a comentar
otra novela? ¡Porque hubo beso señores! Bueno y han pasado otras cositas, obviamente, que traeré a colación porque así lo merecen, pero es que hubo beso. ¡Hubo beso! Arrancando la novela, en ese despertar de la historia, y cuando ya una se había resignado, desde un inicio, a aguantar hasta el final, van y me dan beso. Pero es que previamente se dieron unas muy buenas escenas entre ambos, buena música, buen todo, sí dioses noveleros, gracias, muy buen todo -aunque me hubiese gustado algo más de rabia en Victoriano al enterarse de la violación de Inés, ay que no había mencionado que me refería al beso entre Victoriano e Inés, ¡qué cabecita loca la mía!-.

Y hablando de mi Inés y mi Victoriano -mi César Évora que es como el buen vino, no desmejora, mejora con los años-, será que Alejandro es hijo suyo y Diana del mil-veces-nombrado-Vicente... ¡Ay qué típicamente-hermosamente-novelero que sería! Sí, soy una chaquetera que si veo algo bien escrito, bien dirigido, bien actuado, por muy clásico, típico y tópicamente novelero que sea, pues oye, va y me gusta. Eso sí, amados escritores, existe la usucapión, y con esto no se me den a las "licencias literarias" que no cuela, así que aún sin existir escritura alguna, esa finca es de Victoriano. Si no tenéis quién os explique ésto, yo gustosa lo hago, incluso gratis.

Me ha alegrado sobremanera comprobar que los nidos de pájaro en las cabezas de Eduardito y su mami Bernardita siguen intactos. Se dice que hay una colonia de cigüeñas encantadas porque no queda mucho para que puedan convertir los citados nidos en su nuevo hogar. Hablando de Edu y su beso con Casandra, pues no estuvo nada mal, aunque esa declaración previa, hecha ahí en la obra, entre andamios, entre obreros, así como que no quiere la cosa pero menos impulsiva que el monólogo de Hamlet, pues como que no. Vamos que semejante declaración a cualquier feminista que se precie le habría provocado un ataque de risa (obsérvese que ando joqueando).

Lo del blog de la nena pequeña de Victoriano (agréguese aquí el suspiro), pues como que no se lo cree ni el apuntador. Más que nada porque en la era de las redes sociales, en la que los blogs de autoayuda, positivismo y happy life, abundan más que los cuernos en una familia de caracoles, para que uno de ellos destaque tanto, tenga cierta popularidad, se necesita mínimo un año, más aún con el contenido de manual que presentan. Me veo a más de una empezando sus respectivos blogs creyendo que se dará el Cons-milagro en la crecida de seguidores como si de hongos en tierra mojada se tratara. Oye, muy chachi la batalla mariachi, pero no vendría nada mal que la musasa hiciese lo que predica, porque lo que hace en mi tierra tiene un nombre, pero me voy a comportar y no voy a escribir que Constanza es una... Shut up Laura! Eso sí, los momentazos que está teniendo Mariluz Bermúdez con Ruffo y Évora son más que geniales, claro que cuando te dan buena réplica se hace un poco más fácil.

En los cuernos que no cuernos, en el engaño que no engaño, vamos, en lo que viene siendo historia tradicional en telenovela auténticamente rosa que se precie, a destacar un más que maravilloso Alejandro mostrando orgullo ante la amada (que una cosa es amar y otra ser pendejo, que sí que hay que hacer lo imposible porque lo escuchen a uno y se nos crea, pero hasta un límite), que sin dignidad se come, pero la dignidad es un traje muy bonito -y no esas camisas y chaquetas que le andan poniendo a Andrés Palacios, de que basurero habrán salido-, y bien por él que coge sus conocimientos y se va con un 'ahí te quedas'. Bien la dignidad de mujer que demuestra Diana no volviendo con el ex sólo por despecho (para qué perseguir una infelicidad asegurada), aunque no llego a comprender porque no cree a su nana -aquí el guión me falla un poco-. Triste que se intente hacer creer al novelero que se puede confundir a la mujer propia con una ajena así como si nada, que una como mujer no ate cabos y vea que es imposible que haya quedado contigo y sin esperar ni cinco minutos ya se esté metiendo a bañar con otra, que se estén pidiendo disculpas y recriminando el engañado y la engañina -sírvanse, Alejandro y Déborah respectivamente- pero abrazaditos bajo del agüita y tal cual se les trajo al mundo... ¡Aquí me planto! Ni aún tratándose de una telenovela clásica se puede perdonar esto, una cosa es que sea clásica y otra que la misma esté regada de escenas estúpidas.

Por otro lado, qué poquito ha durado la felicidad entre Diana y Alejandro. Un huracán para iniciarse y un suspiro para terminarse. Aquí añado un consejo no novelero: no confundir dignidad con orgullo y prepotencia, que cuando se va de orgulloso por la vida normalmente la otra parte rehace su vida sin avisar, y en el 95% de los casos no hay vuelta atrás.

En otro orden de cosas: ando intrigada con la historia detrás de los personajes de Mónica Ayos; me preocupa que la vocecita de guarri de Déborah acabe afectando seriamente las cuerdas vocales de Gabriela Vergara, se le va a quedar la garganta para el arrastre; qué bonito eso de escuchar detrás de las puertas o conversaciones telefónicas ajenas, ¡qué bonitos son los tópicos noveleros!; Cantú, mi gustar; esas voces en off que me han metido en la entrada (que me encantaría me explicasen con manzanas porqué no se coloca al principio del capítulo, que sería lo normal: ¡es la entrada!) pues no sé si sí o si no, osea sí pero osea no; y sigue sin existir un alma caritativa que enseñe a los técnicos de Televisa cómo usar el croma. De últimas, sigo más que encantada con la voz en off, medio narración, de Inés, pero un poquito más no estaría de más. ¿Quién me iba a decir a mí hace dos años que andaría tan enganchada a una novela de Victoria Ruffo? Pues reitero que la culpa no fue del Cha cha cha sino de La Madrastra.

En cuanto a las quejas que he leído por ahí sobre Las Amazonas, pues qué decir, que esta es una telenovela clásica, y como clásica que es cumple con creces. Por lo que si no quieren una telenovela a la antigüita, a lo tradicional, a lo que viene siendo el género novelero en su esencia pura, mejor que no vean ni un capítulo más de Las Amazonas, que es una más que respetable opción, y yo que soy una novelera estoy más que encantadérrrima con lo que viene haciendo el señor Mejía.