Me ha costado escribir ésto, no porque tuviese mucho que criticar, no porque tuviese mucho que alabar, no, me ha costado escribir ésto porque casi me quedo dormida en el proceso. Sueño de Amor es un somnífero, es un opiáceo hecho telenovela, es un coñazo en sí misma. Sí que es verdad que le han dado cierta gracia a la trama añadiendo el personaje de Cristina (aunque sigo en mis trece pensando que los personajes de santa madonna a Marjorie de Sousa no le quedan), es más, sería maravilloso para la trama ver el sufrimiento de Ricardo al enterarse de la verdadera razón por la que Esperanza le dejó (nada normal, dicho sea de paso), verla demacrada completamente, con el pelo rapado (aunque me parece que la novela no lo merecía, es de aplaudir a la Monroe el "sacrificio", entrecomillado porque de seguro la "invitaron" a hacerlo), y digo bien sería y no será porque sólo sería maravilloso si los libretos acompañasen, si no fuesen lo peor escrito desde hace tiempo.
A mi me han enseñado desde bien pequeña que para formarme una opinión sobre algo, cualquier cosa, lo que sea, debo conocer aquello de lo que quiero opinar. Es por ello que me di a la ardua tarea, -y sí, ardua, porque, reitero, no me dormí de puro milagro, o más bien gracias a los palillos que coloqué sujetando mis párpados- de ver, si no el 100%, si un gran porcentaje de los minutos emitidos de Sueño de Amor.
¿Qué es lo que pasa cuando cogemos la idea de una película, no le agregamos mucho más, no le damos vida a la trama, entrelazamos historias secundarias cogidas con pinzas, y metemos todos los problemas actuales que se nos vayan ocurriendo con calzador? Pues que sale Sueño de Amor. Una historia con unos diálogos de chichinabo -desde el principio, en eso no ha variado, si acaso se han vuelto aún más de chichinabo (RAE: de poca importancia, despreciable), que sopor-, con un machismo estúpido, el cuál más les valdría sacar de circulación en vez de tanta pantallita con mensajes. Y aquí me detengo. Me ha parecido un insulto a las personas enfermas de cáncer esa sala de quimioterapia. Esa pantalla con mensajes que en vez de infundir positivismo en los enfermos provocarían que los mismos tirasen uno de sus goteros a la misma, a ver si así paraba el mensajito, esa pobre enferma de cáncer que no tiene nada mejor que hacer que darle el consejo de 'quédate con el señor ese...' a los cinco minutos de conocer a otra enferma, todo esto cuando, según guión, la señora tiene metástasis, lo que implica que las sesiones de quimio son sencillamente brutales y desgarradoras. Un insulto. Eso me pareció lo que vi ayer.
De esta producción destacaría a Renata Notni, Julián Gil -cuyo personaje lleva la estela del Eladio de Pasión y Poder-, Isabella Tena (la niña Alegría) y Betty Monroe. Mientras que la Notni y mi Julián siempre me han gustado, especialmente este último, la Monroe nunca había sido de mi agrado, aunque también es cierto que tampoco de mi desagrado. Me sorprendió al principio su elección, me parecía muy arriesgado traer a alguien que había estado tantísimos años en la competencia, darle el protagónico cuando ni en la competencia se había hecho un nombre como protagónica, lo que aún era más arriesgado. Porque si a otras protagónicas actuales de Televisa que anteriormente andaban por la competencia nos remitimos, Silvia Navarro ya era una protagonica fuerte en Azteca, Adriana Louvier entro en Televisa en el mismo escalafón de papeles que venía haciendo en Azteca hasta llegar a protagonizar... El caso es que Betty al principio se me hizo muy acartonada, aunque capítulo a capítulo se la ve mejor, y hoy creo que está más que correcta en su papel de Esperanza -tampoco nos vayamos a pensar que me voy a poner de pie y a aplaudirla por su actuación, porque tampoco es Adriana Louvier-, y espero con ansias ver sus escenas de rapado de cabeza, confesión de enfermedad a Ricardo, conversación con Cristina sobre la misma, aunque como ya dije antes, dudo mucho que el libreto acompañe. Si bien está claro que ello subirá el rating. ¡Seguro que Juan Osorio ni lo había pensado!
Hay una filosofía preciosa que se ve en las producciones realizadas en Estados Unidos, Europa, y se llama 'Filosofía de la Cancelación'. ésta se lleva a cabo cada vez que una producción no funciona. Televisa debería contratar a gente que sepa de esto, que no esté anclada en una filosofía del trabajo y de la producción que claramente ya no funciona. Por si no se habían percatado, hace tiempo que ya no son los que cortan el bacalao.
No hay comentarios:
Publicar un comentario