Cuando era pequeña, en casa de mis padres, teníamos una habitación a la que bauticé como "la habitación de la música", todo porque mi padre, un gran aficionado a ella, tenía en la citada habitación cientos de discos, además de miles de libros, que disfrutaba en su viejo tocadiscos. Con el tiempo esa habitación también se convirtió en la habitación de la televisión, aunque para mi abuela y para mí se convirtió (a escondidas) en nuestro paraíso telenovelero. Aún recuerdo la primera tarde que nos sentamos a ver juntas Cristal, y la discusión que la pobre tuvo luego con mi padre, que tenía miedo de que abandonase la lectura por la televisión.
Nunca pasó, siempre me gustó, y me gusta leer, soy aficionada a todo tipo de libros, aunque las novelas históricas han sido siempre mi mayor debilidad. Con los años, como él pretendía, seguí cultivando mi amor por la literatura, por el arte, por la música, pero por desgracia para mi pobre padre, también seguí cultivando mi amor por las telenovelas, y el mundo de la televisión en general. Tanto lo cultivé que no le llegó por sorpresa cuando anuncié que llevaba años escribiendo, que ya tenía muy avanzada una telenovela, y que quería aparcar mi carrera como abogada para dedicarme a la producción. No le pilló por sorpresa, pero estoy segura que en ese momento se acordó de mi abuela y aquella tarde en la que nos "pilló" viendo Cristal, si ella aún viviera estoy segura de que hubiesen tenido otra bronca, aunque también estoy segura que ella sería la que más me estaría apoyando en este momento de mi vida.
Siempre he disfrutado de todas las producciones que han caído en mis manos, si bien es cierto que pasaba por muchas de ellas de puntillas, siempre y cuando no fueran una producción de Televisa. Esas las veía completitas. Disfruté de La Mentira, El Manantial, Amor Real, Yo No Creo En Los Hombres, Lo Que La Vida Me Robó, Rubí, Teresa, La Madrastra y así un largo etcétera. Si recogiese aquí todas las que he visto, ¡me quedaría sin caracteres! Así que es fácil de entender la enorme desilusión que se ha apoderado de mi persona, o más bien, la desgana con la que he ido cogiendo las más recientes producciones de Televisa. Tal es la desgana que ya no busco un momento en mi semana para ponerme al día, ya no me levanto un poco antes para ver el capítulo de la noche anterior de mi telenovela en turno mientras hago el desayuno, me arreglo para ir a trabajar, o llego tarde a una cena porque estoy picadísima y no puedo dejar de ver un sólo minuto.
Las novelas de hoy en día, y me vienen a la mente Sueño de Amor o Las Amazonas, han dejado de lado la evolución lógica de la novela para estancarse en clichés, en argumentos absurdos, en movimiento de fans en redes sociales, en uso de personajes de renombre en la industria sin darles peso alguno a sus papeles [sí, aquí me refiero en particular a Victoria Ruffo] y así un largo etcétera. No dan cabida a ideas frescas, no dejan atrás unas absurdas directrices o convencionalismos arraigados que nada tienen que ver con la sociedad actual, no quieren ideas nuevas, no quieren gente nueva, y ya nada tienen que ofrecer.
Cuando empecé mi telenovela, la mía propia, con mi argumento original, la empecé a escribir pensando en tres actores en concreto. El protagonista que no era bueno, pero tampoco malo, sólo humano, lo hice pensando en Sebastián Rulli, y mientras escribía le visualizaba a él en cada línea, en cada escena. De protagonista no quería a otra que a Adriana Louvier, porque es tan fantástica que hubiese podido dar esas vueltas que la misma necesitaba, porque podía hacer de buena pero pasional con facilidad. La villana nada convencional, la redacté pensando en la Ruffo [todo gracias a una ruffofan, con la que por culpa de los vaivenes de la vida perdí contactó, que me hizo ver algunas de sus escenas] porque necesitaba a alguien que con una mirada lo dijese todo, claro que no iba a llorar nada, y el villanazo iba a ser Évora.
Pero creo que este sueño va a tener que acabar. O más bien va a tener que cambiar. Porque visto lo visto, ¿por qué voy a intentar que una productora como Televisa lea siquiera mis guiones si nunca podrían hacer la historia tal y como la he concebido? ¿Por qué iba a querer que la otra hora referente de telenovelas me aniquilase mi argumento para hacerlo adecuado a ella?
En fin, sólo me queda darte las gracias Televisa, porque desde que ya sólo das al público chapuzas, yo estoy teniendo tiempo de ponerme al día con auténticas joyas de la televisión como Juego de Tronos. Y es que como bien dicen por ahí: no hay mal que por bien no venga.
Novelera desde que mi abuela me inició, con una de las tantas reposiciones de Cristal, cuando apenas era una niña.
jueves, 7 de julio de 2016
Que desilusión Televisa.
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sábado, 25 de junio de 2016
Sin pelo, pero con honra. Opinando sobre... Sueño de Amor.
Normalmente si escribo en más de una ocasión acerca de una telenovela ello viene a significar dos cosas: o bien me encanta, o bien me he cabreado, encabritado, encabronado, o más finamente, me he enfadado. Apuestas a cuál ha sido el motivo que me ha llevado a escribir en esta ocasión, nuevamente, sobre Sueño de Amor. La devoción, el enamoramiento y el encantamiento desde luego no han sido los responsables.
Mentiría como una bellaca [mala, picaresca, ruin] si no dijese que esperaba ansiosa el momento de Betty y su pues-ahora-voy-y-me-rapo, o lo que es lo mismo Esperanza y su tengo-más-dignidad-que-el-cáncer, porque soy una llorica y me encantan a mí las escenas que me sacan una lagrima, cosa que no ha sucedido esta vez, pero aún así yo sí que la aplaudo a ella ahora mismo, que no al guión o a la producción, ¿y por qué? Pues porque sí, porque se mire por donde se mire no es fácil ponerte (como mujer) delante de una cámara, coger una maquina de afeitar y raparte la cabeza, y menos aún cuando tienes un pelo que te cubre media espalda.
Aparte de esta escena y la de la niña Notni, que está para comérsela, con mami Monroe, Sueño de Amor me sigue pareciendo un soponcio, aunque tan bien es verdad que es muy probable que sea porque simplemente le tengo manía, no, que va, simplemente me produce sopor. Y no hablemos ya del tándem Cristina-Ricardo, con tanta perfección, con tanta sonrisita, me dan ganas de tirar todos mis peluches por el balcón. Ricardo ese único personaje que conserva el acento intacto desde el minuto uno, muy lógico todo. Pero retomando, que me disperso, el plato fuerte, Betty Monroe ya no tiene pelo, tengo un par de cosas que comentar al respecto:
- ¿Era realmente necesario poner a doble pantalla a Esperanza rapándose y a Cristina con Ricardo dándolo todo en la cama del hotel? Pues no, no lo era. Patético.
- ¿Esperanza entra en el baño con el pelo liso, se ducha, se le caen matojos de pelo, vuelve a secárselo y planchárselo antes de rapárselo? Mi no entender.
Y ya para ir terminando, no conozco yo hombre que le preguntes 'en qué piensas', después de darle a la pasión, y conteste, si no contestan ni después de ver un partido; pero lo mejor es Marjorie de Sousa en el papel de Cristina diciendo que nunca se había sentido tan atractiva, casi me voy al puente cerca de mi casa a tirarme, si a ella le pasa eso que deja para las demás.
Psss cartita para Marjorie.
Mi querida Marjorie,
Sin acritud, quisiera yo saber si es cierto que has mandado algún que otro mensajito subliminal a raíz del rapado de pelo de Betty Monroe, quisiera yo saber si es cierto que has insinuado que no es necesario tener ese tipo de gestos en pro del personaje sino que el arte actuatorio ha de ser más que suficiente. Si es así, ya me perdonarás mi querida Marjorie -que yo hasta "aprecio" te tengo, no soy fan, no creo que seas la Meryl Streep de las novelas, pero me caes bien y alguna que otra vez me ha gustado lo que has hecho- pero por lo que veo tú no eres Anne Hathaway que para Les Miserables, adelgazó y se corto el pelo bien cortito, sin maquinilla, que en la peli no pegaba; no eres Matthew McConaughey y su sorprendente pérdida de peso en Dallas Buyers Club; no eres Charlize Theron y sus kilitos de más y sus afea-arreglitos para Monster; no eres Christian Bale rozando la anorexia en El Maquinista o la obesidad en La Gran Estafa Americana; no eres Natalie Portman en su rapada para V de Vendetta, ni eres Demi Moore y su rapada para G.I. Jane, ni eres Betty Monroe y su rapada para Sueño de Amor. Y sí, ellos cambiaron para sus papeles, mejores o peores actores, mejores o peores papeles, mejores o peores películas, pero cambiaron. Sacrificaron sus físicos y sus bellezas por su trabajo, el de actuar, el de interpretar un papel y hacerlo creíble. Ahí lo dejo, ¿y por qué? Pues porque me caes bien.
Es más mi querida Marjorie creo que por justicia novelera el personaje de Ricardo debería quedarse con Esperanza, rozando el absurdo no contarle sobre la enfermedad y abandonarle en el altar, claro como eso no duele en el corazoncito; es más creo que Ricardo amar amar, amaba poco a Esperanza si sólo dos meses después de que lo abandonen (A BAN DO NEN, dícese de una faena mu' gorda) ya está comiéndole el morro y demás a Cristina; pero obviando todo eso, si sabe que la mujer que lo abandonó, lo abandonó por algo tan horroroso como un cáncer, no por falta de amor... ¿Blanco y en botella? ¿Lo explico con manzanas? ¿Es necesario un croquis? Por favor, sigan los letreros luminosos hacia la respuesta correcta. Todo sea que no aparezca por ahí una campaña de estas absurdas de "Queremos que..." y el productor Juan Osorio decida caminar dejando las luces de neón a sus espaldas.
En fin mi querida Marjorie, poco más tengo que decirte, bueno sí, tal vez, que dime de qué presumes y te diré de qué careces.
Un abrazo, sin acritud
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viernes, 17 de junio de 2016
Opinando sobre... Sueño de Amor.
Me ha costado escribir ésto, no porque tuviese mucho que criticar, no porque tuviese mucho que alabar, no, me ha costado escribir ésto porque casi me quedo dormida en el proceso. Sueño de Amor es un somnífero, es un opiáceo hecho telenovela, es un coñazo en sí misma. Sí que es verdad que le han dado cierta gracia a la trama añadiendo el personaje de Cristina (aunque sigo en mis trece pensando que los personajes de santa madonna a Marjorie de Sousa no le quedan), es más, sería maravilloso para la trama ver el sufrimiento de Ricardo al enterarse de la verdadera razón por la que Esperanza le dejó (nada normal, dicho sea de paso), verla demacrada completamente, con el pelo rapado (aunque me parece que la novela no lo merecía, es de aplaudir a la Monroe el "sacrificio", entrecomillado porque de seguro la "invitaron" a hacerlo), y digo bien sería y no será porque sólo sería maravilloso si los libretos acompañasen, si no fuesen lo peor escrito desde hace tiempo.
A mi me han enseñado desde bien pequeña que para formarme una opinión sobre algo, cualquier cosa, lo que sea, debo conocer aquello de lo que quiero opinar. Es por ello que me di a la ardua tarea, -y sí, ardua, porque, reitero, no me dormí de puro milagro, o más bien gracias a los palillos que coloqué sujetando mis párpados- de ver, si no el 100%, si un gran porcentaje de los minutos emitidos de Sueño de Amor.
¿Qué es lo que pasa cuando cogemos la idea de una película, no le agregamos mucho más, no le damos vida a la trama, entrelazamos historias secundarias cogidas con pinzas, y metemos todos los problemas actuales que se nos vayan ocurriendo con calzador? Pues que sale Sueño de Amor. Una historia con unos diálogos de chichinabo -desde el principio, en eso no ha variado, si acaso se han vuelto aún más de chichinabo (RAE: de poca importancia, despreciable), que sopor-, con un machismo estúpido, el cuál más les valdría sacar de circulación en vez de tanta pantallita con mensajes. Y aquí me detengo. Me ha parecido un insulto a las personas enfermas de cáncer esa sala de quimioterapia. Esa pantalla con mensajes que en vez de infundir positivismo en los enfermos provocarían que los mismos tirasen uno de sus goteros a la misma, a ver si así paraba el mensajito, esa pobre enferma de cáncer que no tiene nada mejor que hacer que darle el consejo de 'quédate con el señor ese...' a los cinco minutos de conocer a otra enferma, todo esto cuando, según guión, la señora tiene metástasis, lo que implica que las sesiones de quimio son sencillamente brutales y desgarradoras. Un insulto. Eso me pareció lo que vi ayer.
De esta producción destacaría a Renata Notni, Julián Gil -cuyo personaje lleva la estela del Eladio de Pasión y Poder-, Isabella Tena (la niña Alegría) y Betty Monroe. Mientras que la Notni y mi Julián siempre me han gustado, especialmente este último, la Monroe nunca había sido de mi agrado, aunque también es cierto que tampoco de mi desagrado. Me sorprendió al principio su elección, me parecía muy arriesgado traer a alguien que había estado tantísimos años en la competencia, darle el protagónico cuando ni en la competencia se había hecho un nombre como protagónica, lo que aún era más arriesgado. Porque si a otras protagónicas actuales de Televisa que anteriormente andaban por la competencia nos remitimos, Silvia Navarro ya era una protagonica fuerte en Azteca, Adriana Louvier entro en Televisa en el mismo escalafón de papeles que venía haciendo en Azteca hasta llegar a protagonizar... El caso es que Betty al principio se me hizo muy acartonada, aunque capítulo a capítulo se la ve mejor, y hoy creo que está más que correcta en su papel de Esperanza -tampoco nos vayamos a pensar que me voy a poner de pie y a aplaudirla por su actuación, porque tampoco es Adriana Louvier-, y espero con ansias ver sus escenas de rapado de cabeza, confesión de enfermedad a Ricardo, conversación con Cristina sobre la misma, aunque como ya dije antes, dudo mucho que el libreto acompañe. Si bien está claro que ello subirá el rating. ¡Seguro que Juan Osorio ni lo había pensado!
Hay una filosofía preciosa que se ve en las producciones realizadas en Estados Unidos, Europa, y se llama 'Filosofía de la Cancelación'. ésta se lleva a cabo cada vez que una producción no funciona. Televisa debería contratar a gente que sepa de esto, que no esté anclada en una filosofía del trabajo y de la producción que claramente ya no funciona. Por si no se habían percatado, hace tiempo que ya no son los que cortan el bacalao.
A mi me han enseñado desde bien pequeña que para formarme una opinión sobre algo, cualquier cosa, lo que sea, debo conocer aquello de lo que quiero opinar. Es por ello que me di a la ardua tarea, -y sí, ardua, porque, reitero, no me dormí de puro milagro, o más bien gracias a los palillos que coloqué sujetando mis párpados- de ver, si no el 100%, si un gran porcentaje de los minutos emitidos de Sueño de Amor.
¿Qué es lo que pasa cuando cogemos la idea de una película, no le agregamos mucho más, no le damos vida a la trama, entrelazamos historias secundarias cogidas con pinzas, y metemos todos los problemas actuales que se nos vayan ocurriendo con calzador? Pues que sale Sueño de Amor. Una historia con unos diálogos de chichinabo -desde el principio, en eso no ha variado, si acaso se han vuelto aún más de chichinabo (RAE: de poca importancia, despreciable), que sopor-, con un machismo estúpido, el cuál más les valdría sacar de circulación en vez de tanta pantallita con mensajes. Y aquí me detengo. Me ha parecido un insulto a las personas enfermas de cáncer esa sala de quimioterapia. Esa pantalla con mensajes que en vez de infundir positivismo en los enfermos provocarían que los mismos tirasen uno de sus goteros a la misma, a ver si así paraba el mensajito, esa pobre enferma de cáncer que no tiene nada mejor que hacer que darle el consejo de 'quédate con el señor ese...' a los cinco minutos de conocer a otra enferma, todo esto cuando, según guión, la señora tiene metástasis, lo que implica que las sesiones de quimio son sencillamente brutales y desgarradoras. Un insulto. Eso me pareció lo que vi ayer.
De esta producción destacaría a Renata Notni, Julián Gil -cuyo personaje lleva la estela del Eladio de Pasión y Poder-, Isabella Tena (la niña Alegría) y Betty Monroe. Mientras que la Notni y mi Julián siempre me han gustado, especialmente este último, la Monroe nunca había sido de mi agrado, aunque también es cierto que tampoco de mi desagrado. Me sorprendió al principio su elección, me parecía muy arriesgado traer a alguien que había estado tantísimos años en la competencia, darle el protagónico cuando ni en la competencia se había hecho un nombre como protagónica, lo que aún era más arriesgado. Porque si a otras protagónicas actuales de Televisa que anteriormente andaban por la competencia nos remitimos, Silvia Navarro ya era una protagonica fuerte en Azteca, Adriana Louvier entro en Televisa en el mismo escalafón de papeles que venía haciendo en Azteca hasta llegar a protagonizar... El caso es que Betty al principio se me hizo muy acartonada, aunque capítulo a capítulo se la ve mejor, y hoy creo que está más que correcta en su papel de Esperanza -tampoco nos vayamos a pensar que me voy a poner de pie y a aplaudirla por su actuación, porque tampoco es Adriana Louvier-, y espero con ansias ver sus escenas de rapado de cabeza, confesión de enfermedad a Ricardo, conversación con Cristina sobre la misma, aunque como ya dije antes, dudo mucho que el libreto acompañe. Si bien está claro que ello subirá el rating. ¡Seguro que Juan Osorio ni lo había pensado!
Hay una filosofía preciosa que se ve en las producciones realizadas en Estados Unidos, Europa, y se llama 'Filosofía de la Cancelación'. ésta se lleva a cabo cada vez que una producción no funciona. Televisa debería contratar a gente que sepa de esto, que no esté anclada en una filosofía del trabajo y de la producción que claramente ya no funciona. Por si no se habían percatado, hace tiempo que ya no son los que cortan el bacalao.
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domingo, 12 de junio de 2016
Opinando sobre... Pasión y Poder. El final.
Dicen que fue Oscar Wilde quien acuñó aquello de 'Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen'. Esta cita parece ser la cita de cabecera del productor José Alberto "El Güero" Castro, sino una no puede explicarse cómo es posible que cuide tan poco sus producciones, que no se siente a reflexionar, que no vea sus telenovelas, las de antes como Rubí o Teresa, y vea qué diferencias hay con La Malquerida o con Pasión y Poder, y me temo que si lo hace saldrán muchas más de siete. Aunque voy a darle el beneficio de la duda y voy a pensar que con él podremos decir eso de 'a la tercera va la vencida', porque realmente espero llevarme una grata sorpresa con él, tal y cómo me la llevé con Salvador Mejía y sus Amazonas -aquí añado que con Mejía no fue a la tercera sino a la novena, porque para mí Fuego en la Sangre fue nefasta, vamos que desde La Madrastra no hay ni una que se salve hasta esta última ahora en emisión, pero éste es otro tema-.
Han pasado dos meses desde que se emitió el último capítulo de Pasión y Poder en México, y además de la risa que me generó, sólo recordaba la escena de la muerte de Arturo (de la que me explayaré, o no, en breve) así que tuve que volver a ver el capítulo final si quería escribir una destripa-crítica de las mías -motivada por su emisión en Nova España-, pero es que he visto tanto, que creo que podría estar escribiendo hasta que blogger me anunciase el fin de los caracteres; si bien sí hay alguna cosita que quiero traer a colación. En el pre capítulo final el hijo no reconocido de Eladio anunciaba en junta que tenía la mayoría de las acciones, y yo leí y escuche por ahí que era imposible que el otrora villano no se hubiese enterado. Corrijo. Es perfectamente normal que en una sociedad con acciones abiertas a la compra pública se hagan con algunos paquetes sociedades de las que no se tiene mucha información, si bien es cierto que ello conlleva un entramado y una operación tan compleja que pueda abarcar años, toda vez que la sociedad de la que se adquieren las acciones o el accionista que las ha puesto a la venta suelen tener conocimiento de que están siendo adquiridas, hablando de sociedades que cotizan en bolsa no tiene porque ser así a menos que se trate de una OPA. Todo lo demás una castaña de libreto sin investigación ni lógica.
Dicho lo anterior y volviendo al capítulo final, hagámoslo esquemático:
1. De lo mejor de la novela la entrada. A mí sí me gustó, y mucho.
2. ¿Julia era tonta o era tonta? ¿Osea era tonta de nacimiento o tonta desde cigoto? Y he usado bien el término cigoto, porque hay plantas más inteligentes que ella. Y luego se pregunta por qué todos la mienten, amen de que vuelve con Eladio, criaturita.
3. Eladio era villano, amenaza al suegro hasta en el último capítulo, pero se ha vuelto bueno en un microsegundo y se queda con la prota. Porque era Colunga, que si no, ni de palo.
4. El presupuesto de los decorados de segunda tanda, incluyendo las rejas de la cárcel, se lo llevaron en el rotulador para el tatuaje de Colunga.
5. No entendí muy bien porque Regina sale corriendo cuando va a hablar con David, ¿estaban jugando al pilla-pilla y yo sin enterarme? Sí se quedan juntos, menos mal, digo yo.
6. El casting muy bien hecho, muy congruente en edades. Marlene Favela como madre de Alejandro Nones, sí aja.
7. No coments sobre las peleas, violaciones, amputaciones y asesinatos dentro de la cárcel, demasiado explicito y asqueroso. No hay necesidad para una telenovela.
8. Daniela, las drogas, su muerte, su funeral, sí lo compro. Lo de la asociación, ay sí muy típico. El nombre ridículo.
9. Que Julia no se quede con Arturo, ¿hola?
10. La credencial en la mano de la difunta Marintia, de risa. Aunque ni en comparación con ese momento Julia-psiquiatra, de risa sin fin.
11. El cambio de actitud más lógico el de Nina, el único acorde con la historia. Aunque esa reconciliación tan ¿eh? con Miguel...
12. Lo de grabar con el pobre niño llorando sin poder parar fue para darle una torta al director, qué cruel.
13. Agustín y Gabriela bien.
14. ¿Por qué va Arturo a casa de Eladio? Yo creo que quería declarar su amor, hacia él. Estaban en ello.
15. No lo repetiré bastante veces, ¿por qué, por qué, por qué se tuvo que morir Arturo?
16. ¿Por qué, por qué, por qué carallo se fue al más allá novelero Arturo? Sólo me falto el besito... ¡Con Eladio!
17. Directores de la empresa más importante del país Regina y David... Le doy a la empresa un año.
18. Reconciliación Julia-Eladio... ¿Era necesario irse hasta San Francisco? No puedo escribir más porque no puedo parar de reír.
19. Lo mejor de la novela Jorge Salinas y Michelle Renaud, parecían los únicos que no escuchaban al director, en comparación con los otros digo.
Por cierto, hay algo que sigo sin entender (en ninguna novela la verdad) esa manía de poner un único peinado durante tropecientos capítulos a la protagonista, siempre igual, siempre los pelos en el mismo sitio -seré yo la rara, pero es que a mí ni cuando me aliso el pelo con la plancha me queda dos días igual- así que aquí se entenderá que yo no entienda (viva la redundancia) el porqué de ese pelo lamido por una vaca para la pobre de Michelle Renaud, gracias a los dioses estilistas noveleros que al final llevaba el pelito decentemente. ¿Por qué, por qué, por qué le hicieron eso a la pobre muchacha? ¿Qué les había hecho ella además de ser de lo mejor del casting? Aunque lo que no puedo entender es esa manía recurrente del güero de vestir a sus actrices entre prostitutas y preparándose para ir a una discoteca de moda. ¿Realmente una madre de tres hijos ya adultos, una abuela, se vestiría así? Y que conste que yo soy cero partidaria de decir a la gente lo que se tiene que poner o si hay algo adecuado para una edad u otra, pero, por favor, un poquito de juicio no está de más.
Que no se me olvide, ¿alguien puede explicarme, como si fuera una niña de tres años, por qué le dieron a Fernando Colunga un TVyNovelas como mejor villano? Ah sí, es verdad, lo olvidé, votaba el público. Un aplauso para sus fans, ¡que dedicación más dedicada! De pie me encuentro ahora mismo por ellas. Creo que con esto se entiende que yo considere que ha hecho el peor papel de toda su carrera, claro que los libretos no ayudaban, y la dirección menos, así que al final nos encontramos con un villano que una mañana se despertó siendo bueno, tan bueno que casi casi se podría comparar con la Madre Teresa de Calcuta, ofensas aparte.
Pasión y Poder fue terroríficamente mala, pero mala de dioses-telenoveleros-llevadme-pronto-para-no-tener-que-seguir-viendo-esto, tan mala de ver los capítulos alternos y dejarlos de fondo mientras hacia otras cosas, y yo que llegué a pensar que aquello podía mejorar, ¡ingenua de mí! No es que esta novela, por lo menos esta versión, vaya a ser recordada más allá de lo malo, pero si el güero es feliz con ese 'Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen', pues yo soy feliz por él. Y si encima le dan el TVyNovelas a la mejor telenovela, pues apaga y vámonos, él convencido. En fin.
Han pasado dos meses desde que se emitió el último capítulo de Pasión y Poder en México, y además de la risa que me generó, sólo recordaba la escena de la muerte de Arturo (de la que me explayaré, o no, en breve) así que tuve que volver a ver el capítulo final si quería escribir una destripa-crítica de las mías -motivada por su emisión en Nova España-, pero es que he visto tanto, que creo que podría estar escribiendo hasta que blogger me anunciase el fin de los caracteres; si bien sí hay alguna cosita que quiero traer a colación. En el pre capítulo final el hijo no reconocido de Eladio anunciaba en junta que tenía la mayoría de las acciones, y yo leí y escuche por ahí que era imposible que el otrora villano no se hubiese enterado. Corrijo. Es perfectamente normal que en una sociedad con acciones abiertas a la compra pública se hagan con algunos paquetes sociedades de las que no se tiene mucha información, si bien es cierto que ello conlleva un entramado y una operación tan compleja que pueda abarcar años, toda vez que la sociedad de la que se adquieren las acciones o el accionista que las ha puesto a la venta suelen tener conocimiento de que están siendo adquiridas, hablando de sociedades que cotizan en bolsa no tiene porque ser así a menos que se trate de una OPA. Todo lo demás una castaña de libreto sin investigación ni lógica.
Dicho lo anterior y volviendo al capítulo final, hagámoslo esquemático:
1. De lo mejor de la novela la entrada. A mí sí me gustó, y mucho.
2. ¿Julia era tonta o era tonta? ¿Osea era tonta de nacimiento o tonta desde cigoto? Y he usado bien el término cigoto, porque hay plantas más inteligentes que ella. Y luego se pregunta por qué todos la mienten, amen de que vuelve con Eladio, criaturita.
3. Eladio era villano, amenaza al suegro hasta en el último capítulo, pero se ha vuelto bueno en un microsegundo y se queda con la prota. Porque era Colunga, que si no, ni de palo.
4. El presupuesto de los decorados de segunda tanda, incluyendo las rejas de la cárcel, se lo llevaron en el rotulador para el tatuaje de Colunga.
5. No entendí muy bien porque Regina sale corriendo cuando va a hablar con David, ¿estaban jugando al pilla-pilla y yo sin enterarme? Sí se quedan juntos, menos mal, digo yo.
6. El casting muy bien hecho, muy congruente en edades. Marlene Favela como madre de Alejandro Nones, sí aja.
7. No coments sobre las peleas, violaciones, amputaciones y asesinatos dentro de la cárcel, demasiado explicito y asqueroso. No hay necesidad para una telenovela.
8. Daniela, las drogas, su muerte, su funeral, sí lo compro. Lo de la asociación, ay sí muy típico. El nombre ridículo.
9. Que Julia no se quede con Arturo, ¿hola?
10. La credencial en la mano de la difunta Marintia, de risa. Aunque ni en comparación con ese momento Julia-psiquiatra, de risa sin fin.
11. El cambio de actitud más lógico el de Nina, el único acorde con la historia. Aunque esa reconciliación tan ¿eh? con Miguel...
12. Lo de grabar con el pobre niño llorando sin poder parar fue para darle una torta al director, qué cruel.
13. Agustín y Gabriela bien.
14. ¿Por qué va Arturo a casa de Eladio? Yo creo que quería declarar su amor, hacia él. Estaban en ello.
15. No lo repetiré bastante veces, ¿por qué, por qué, por qué se tuvo que morir Arturo?
16. ¿Por qué, por qué, por qué carallo se fue al más allá novelero Arturo? Sólo me falto el besito... ¡Con Eladio!
17. Directores de la empresa más importante del país Regina y David... Le doy a la empresa un año.
18. Reconciliación Julia-Eladio... ¿Era necesario irse hasta San Francisco? No puedo escribir más porque no puedo parar de reír.
19. Lo mejor de la novela Jorge Salinas y Michelle Renaud, parecían los únicos que no escuchaban al director, en comparación con los otros digo.
Por cierto, hay algo que sigo sin entender (en ninguna novela la verdad) esa manía de poner un único peinado durante tropecientos capítulos a la protagonista, siempre igual, siempre los pelos en el mismo sitio -seré yo la rara, pero es que a mí ni cuando me aliso el pelo con la plancha me queda dos días igual- así que aquí se entenderá que yo no entienda (viva la redundancia) el porqué de ese pelo lamido por una vaca para la pobre de Michelle Renaud, gracias a los dioses estilistas noveleros que al final llevaba el pelito decentemente. ¿Por qué, por qué, por qué le hicieron eso a la pobre muchacha? ¿Qué les había hecho ella además de ser de lo mejor del casting? Aunque lo que no puedo entender es esa manía recurrente del güero de vestir a sus actrices entre prostitutas y preparándose para ir a una discoteca de moda. ¿Realmente una madre de tres hijos ya adultos, una abuela, se vestiría así? Y que conste que yo soy cero partidaria de decir a la gente lo que se tiene que poner o si hay algo adecuado para una edad u otra, pero, por favor, un poquito de juicio no está de más.
Que no se me olvide, ¿alguien puede explicarme, como si fuera una niña de tres años, por qué le dieron a Fernando Colunga un TVyNovelas como mejor villano? Ah sí, es verdad, lo olvidé, votaba el público. Un aplauso para sus fans, ¡que dedicación más dedicada! De pie me encuentro ahora mismo por ellas. Creo que con esto se entiende que yo considere que ha hecho el peor papel de toda su carrera, claro que los libretos no ayudaban, y la dirección menos, así que al final nos encontramos con un villano que una mañana se despertó siendo bueno, tan bueno que casi casi se podría comparar con la Madre Teresa de Calcuta, ofensas aparte.
Pasión y Poder fue terroríficamente mala, pero mala de dioses-telenoveleros-llevadme-pronto-para-no-tener-que-seguir-viendo-esto, tan mala de ver los capítulos alternos y dejarlos de fondo mientras hacia otras cosas, y yo que llegué a pensar que aquello podía mejorar, ¡ingenua de mí! No es que esta novela, por lo menos esta versión, vaya a ser recordada más allá de lo malo, pero si el güero es feliz con ese 'Que hablen mal de uno es espantoso, pero hay algo peor: que no hablen', pues yo soy feliz por él. Y si encima le dan el TVyNovelas a la mejor telenovela, pues apaga y vámonos, él convencido. En fin.
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martes, 7 de junio de 2016
Opinando sobre... Las Amazonas. Habemus.
¿Que por qué ando escribiendo otra vez sobre Las Amazonas y no he empezado a comentar
otra novela? ¡Porque hubo beso señores! Bueno y han pasado otras cositas, obviamente, que traeré a colación porque así lo merecen, pero es que hubo beso. ¡Hubo beso! Arrancando la novela, en ese despertar de la historia, y cuando ya una se había resignado, desde un inicio, a aguantar hasta el final, van y me dan beso. Pero es que previamente se dieron unas muy buenas escenas entre ambos, buena música, buen todo, sí dioses noveleros, gracias, muy buen todo -aunque me hubiese gustado algo más de rabia en Victoriano al enterarse de la violación de Inés, ay que no había mencionado que me refería al beso entre Victoriano e Inés, ¡qué cabecita loca la mía!-.
Y hablando de mi Inés y mi Victoriano -mi César Évora que es como el buen vino, no desmejora, mejora con los años-, será que Alejandro es hijo suyo y Diana del mil-veces-nombrado-Vicente... ¡Ay qué típicamente-hermosamente-novelero que sería! Sí, soy una chaquetera que si veo algo bien escrito, bien dirigido, bien actuado, por muy clásico, típico y tópicamente novelero que sea, pues oye, va y me gusta. Eso sí, amados escritores, existe la usucapión, y con esto no se me den a las "licencias literarias" que no cuela, así que aún sin existir escritura alguna, esa finca es de Victoriano. Si no tenéis quién os explique ésto, yo gustosa lo hago, incluso gratis.
Me ha alegrado sobremanera comprobar que los nidos de pájaro en las cabezas de Eduardito y su mami Bernardita siguen intactos. Se dice que hay una colonia de cigüeñas encantadas porque no queda mucho para que puedan convertir los citados nidos en su nuevo hogar. Hablando de Edu y su beso con Casandra, pues no estuvo nada mal, aunque esa declaración previa, hecha ahí en la obra, entre andamios, entre obreros, así como que no quiere la cosa pero menos impulsiva que el monólogo de Hamlet, pues como que no. Vamos que semejante declaración a cualquier feminista que se precie le habría provocado un ataque de risa (obsérvese que ando joqueando).
Lo del blog de la nena pequeña de Victoriano (agréguese aquí el suspiro), pues como que no se lo cree ni el apuntador. Más que nada porque en la era de las redes sociales, en la que los blogs de autoayuda, positivismo y happy life, abundan más que los cuernos en una familia de caracoles, para que uno de ellos destaque tanto, tenga cierta popularidad, se necesita mínimo un año, más aún con el contenido de manual que presentan. Me veo a más de una empezando sus respectivos blogs creyendo que se dará el Cons-milagro en la crecida de seguidores como si de hongos en tierra mojada se tratara. Oye, muy chachi la batalla mariachi, pero no vendría nada mal que la musasa hiciese lo que predica, porque lo que hace en mi tierra tiene un nombre, pero me voy a comportar y no voy a escribir que Constanza es una... Shut up Laura! Eso sí, los momentazos que está teniendo Mariluz Bermúdez con Ruffo y Évora son más que geniales, claro que cuando te dan buena réplica se hace un poco más fácil.
En los cuernos que no cuernos, en el engaño que no engaño, vamos, en lo que viene siendo historia tradicional en telenovela auténticamente rosa que se precie, a destacar un más que maravilloso Alejandro mostrando orgullo ante la amada (que una cosa es amar y otra ser pendejo, que sí que hay que hacer lo imposible porque lo escuchen a uno y se nos crea, pero hasta un límite), que sin dignidad se come, pero la dignidad es un traje muy bonito -y no esas camisas y chaquetas que le andan poniendo a Andrés Palacios, de que basurero habrán salido-, y bien por él que coge sus conocimientos y se va con un 'ahí te quedas'. Bien la dignidad de mujer que demuestra Diana no volviendo con el ex sólo por despecho (para qué perseguir una infelicidad asegurada), aunque no llego a comprender porque no cree a su nana -aquí el guión me falla un poco-. Triste que se intente hacer creer al novelero que se puede confundir a la mujer propia con una ajena así como si nada, que una como mujer no ate cabos y vea que es imposible que haya quedado contigo y sin esperar ni cinco minutos ya se esté metiendo a bañar con otra, que se estén pidiendo disculpas y recriminando el engañado y la engañina -sírvanse, Alejandro y Déborah respectivamente- pero abrazaditos bajo del agüita y tal cual se les trajo al mundo... ¡Aquí me planto! Ni aún tratándose de una telenovela clásica se puede perdonar esto, una cosa es que sea clásica y otra que la misma esté regada de escenas estúpidas.
Por otro lado, qué poquito ha durado la felicidad entre Diana y Alejandro. Un huracán para iniciarse y un suspiro para terminarse. Aquí añado un consejo no novelero: no confundir dignidad con orgullo y prepotencia, que cuando se va de orgulloso por la vida normalmente la otra parte rehace su vida sin avisar, y en el 95% de los casos no hay vuelta atrás.
En otro orden de cosas: ando intrigada con la historia detrás de los personajes de Mónica Ayos; me preocupa que la vocecita de guarri de Déborah acabe afectando seriamente las cuerdas vocales de Gabriela Vergara, se le va a quedar la garganta para el arrastre; qué bonito eso de escuchar detrás de las puertas o conversaciones telefónicas ajenas, ¡qué bonitos son los tópicos noveleros!; Cantú, mi gustar; esas voces en off que me han metido en la entrada (que me encantaría me explicasen con manzanas porqué no se coloca al principio del capítulo, que sería lo normal: ¡es la entrada!) pues no sé si sí o si no, osea sí pero osea no; y sigue sin existir un alma caritativa que enseñe a los técnicos de Televisa cómo usar el croma. De últimas, sigo más que encantada con la voz en off, medio narración, de Inés, pero un poquito más no estaría de más. ¿Quién me iba a decir a mí hace dos años que andaría tan enganchada a una novela de Victoria Ruffo? Pues reitero que la culpa no fue del Cha cha cha sino de La Madrastra.
En cuanto a las quejas que he leído por ahí sobre Las Amazonas, pues qué decir, que esta es una telenovela clásica, y como clásica que es cumple con creces. Por lo que si no quieren una telenovela a la antigüita, a lo tradicional, a lo que viene siendo el género novelero en su esencia pura, mejor que no vean ni un capítulo más de Las Amazonas, que es una más que respetable opción, y yo que soy una novelera estoy más que encantadérrrima con lo que viene haciendo el señor Mejía.
otra novela? ¡Porque hubo beso señores! Bueno y han pasado otras cositas, obviamente, que traeré a colación porque así lo merecen, pero es que hubo beso. ¡Hubo beso! Arrancando la novela, en ese despertar de la historia, y cuando ya una se había resignado, desde un inicio, a aguantar hasta el final, van y me dan beso. Pero es que previamente se dieron unas muy buenas escenas entre ambos, buena música, buen todo, sí dioses noveleros, gracias, muy buen todo -aunque me hubiese gustado algo más de rabia en Victoriano al enterarse de la violación de Inés, ay que no había mencionado que me refería al beso entre Victoriano e Inés, ¡qué cabecita loca la mía!-.
Y hablando de mi Inés y mi Victoriano -mi César Évora que es como el buen vino, no desmejora, mejora con los años-, será que Alejandro es hijo suyo y Diana del mil-veces-nombrado-Vicente... ¡Ay qué típicamente-hermosamente-novelero que sería! Sí, soy una chaquetera que si veo algo bien escrito, bien dirigido, bien actuado, por muy clásico, típico y tópicamente novelero que sea, pues oye, va y me gusta. Eso sí, amados escritores, existe la usucapión, y con esto no se me den a las "licencias literarias" que no cuela, así que aún sin existir escritura alguna, esa finca es de Victoriano. Si no tenéis quién os explique ésto, yo gustosa lo hago, incluso gratis.
Me ha alegrado sobremanera comprobar que los nidos de pájaro en las cabezas de Eduardito y su mami Bernardita siguen intactos. Se dice que hay una colonia de cigüeñas encantadas porque no queda mucho para que puedan convertir los citados nidos en su nuevo hogar. Hablando de Edu y su beso con Casandra, pues no estuvo nada mal, aunque esa declaración previa, hecha ahí en la obra, entre andamios, entre obreros, así como que no quiere la cosa pero menos impulsiva que el monólogo de Hamlet, pues como que no. Vamos que semejante declaración a cualquier feminista que se precie le habría provocado un ataque de risa (obsérvese que ando joqueando).
Lo del blog de la nena pequeña de Victoriano (agréguese aquí el suspiro), pues como que no se lo cree ni el apuntador. Más que nada porque en la era de las redes sociales, en la que los blogs de autoayuda, positivismo y happy life, abundan más que los cuernos en una familia de caracoles, para que uno de ellos destaque tanto, tenga cierta popularidad, se necesita mínimo un año, más aún con el contenido de manual que presentan. Me veo a más de una empezando sus respectivos blogs creyendo que se dará el Cons-milagro en la crecida de seguidores como si de hongos en tierra mojada se tratara. Oye, muy chachi la batalla mariachi, pero no vendría nada mal que la musasa hiciese lo que predica, porque lo que hace en mi tierra tiene un nombre, pero me voy a comportar y no voy a escribir que Constanza es una... Shut up Laura! Eso sí, los momentazos que está teniendo Mariluz Bermúdez con Ruffo y Évora son más que geniales, claro que cuando te dan buena réplica se hace un poco más fácil.
En los cuernos que no cuernos, en el engaño que no engaño, vamos, en lo que viene siendo historia tradicional en telenovela auténticamente rosa que se precie, a destacar un más que maravilloso Alejandro mostrando orgullo ante la amada (que una cosa es amar y otra ser pendejo, que sí que hay que hacer lo imposible porque lo escuchen a uno y se nos crea, pero hasta un límite), que sin dignidad se come, pero la dignidad es un traje muy bonito -y no esas camisas y chaquetas que le andan poniendo a Andrés Palacios, de que basurero habrán salido-, y bien por él que coge sus conocimientos y se va con un 'ahí te quedas'. Bien la dignidad de mujer que demuestra Diana no volviendo con el ex sólo por despecho (para qué perseguir una infelicidad asegurada), aunque no llego a comprender porque no cree a su nana -aquí el guión me falla un poco-. Triste que se intente hacer creer al novelero que se puede confundir a la mujer propia con una ajena así como si nada, que una como mujer no ate cabos y vea que es imposible que haya quedado contigo y sin esperar ni cinco minutos ya se esté metiendo a bañar con otra, que se estén pidiendo disculpas y recriminando el engañado y la engañina -sírvanse, Alejandro y Déborah respectivamente- pero abrazaditos bajo del agüita y tal cual se les trajo al mundo... ¡Aquí me planto! Ni aún tratándose de una telenovela clásica se puede perdonar esto, una cosa es que sea clásica y otra que la misma esté regada de escenas estúpidas.
Por otro lado, qué poquito ha durado la felicidad entre Diana y Alejandro. Un huracán para iniciarse y un suspiro para terminarse. Aquí añado un consejo no novelero: no confundir dignidad con orgullo y prepotencia, que cuando se va de orgulloso por la vida normalmente la otra parte rehace su vida sin avisar, y en el 95% de los casos no hay vuelta atrás.
En otro orden de cosas: ando intrigada con la historia detrás de los personajes de Mónica Ayos; me preocupa que la vocecita de guarri de Déborah acabe afectando seriamente las cuerdas vocales de Gabriela Vergara, se le va a quedar la garganta para el arrastre; qué bonito eso de escuchar detrás de las puertas o conversaciones telefónicas ajenas, ¡qué bonitos son los tópicos noveleros!; Cantú, mi gustar; esas voces en off que me han metido en la entrada (que me encantaría me explicasen con manzanas porqué no se coloca al principio del capítulo, que sería lo normal: ¡es la entrada!) pues no sé si sí o si no, osea sí pero osea no; y sigue sin existir un alma caritativa que enseñe a los técnicos de Televisa cómo usar el croma. De últimas, sigo más que encantada con la voz en off, medio narración, de Inés, pero un poquito más no estaría de más. ¿Quién me iba a decir a mí hace dos años que andaría tan enganchada a una novela de Victoria Ruffo? Pues reitero que la culpa no fue del Cha cha cha sino de La Madrastra.
En cuanto a las quejas que he leído por ahí sobre Las Amazonas, pues qué decir, que esta es una telenovela clásica, y como clásica que es cumple con creces. Por lo que si no quieren una telenovela a la antigüita, a lo tradicional, a lo que viene siendo el género novelero en su esencia pura, mejor que no vean ni un capítulo más de Las Amazonas, que es una más que respetable opción, y yo que soy una novelera estoy más que encantadérrrima con lo que viene haciendo el señor Mejía.
miércoles, 25 de mayo de 2016
Opinando sobre... Las Amazonas.
Hace más de una semana que se estrenó Las Amazonas y que -aún a pesar de tratarse de otro refrito más, ¿por qué dioses noveleros? ¿POR QUÉ?- me ha gustado. Sí, me ha gustado. ¡Por fin una telenovela de la que se puede decir "me ha gustado"! Aún no me lo creo, ¡qué emoción!
Creo que un factor importante es el hecho de que se vaya a tratar de una telenovela corta, lo que ayudará, y creo que ya está ayudando, a que la historia no se vaya a recoger paja allende los mares, añadiendo tonterías por aquí y por allá. Aunque claro esto no es más que mi percepción de lo que puede pasar de acuerdo a lo que vamos viendo, y tal vez es un poco precipitado, toda vez que aún andamos por la segunda semana de emisión, pero yo tengo esperanzas. Sí, aún a pesar de las grandes bazofias vistas, yo aún tengo esperanzas. ¿Y por qué? Porque la esperanza en los dioses noveleros es lo único que no se puede perder.
Tampoco nos creamos que absolutamente todo en la novela me ha encantado, porque sería como asegurar que de A Que No Me Dejas ha salido la próxima Meryl Streep. Como esa primera escena, de ese primer capítulo, esos primeros minutejos al aire, con Alejandro huyendo con sus hijas, que no sé muy bien si me gustó o si más bien no me gustó, porque ¿por qué carajo tiene que huir un veterinario? ¿un narcotraficante amaba mucho a su mascota y el susodicho veterinario lo sacrificó?; aunque al pasar en seguida a la voz de Ruffo y su narración, dejé de lado mi analisis de tan escasos segundos, ¿y que por qué lo traigo ahora a colación? ¡Pues porque fueron los primeros segundos! Hablando del personaje de Ruffo, dos cosas: ¿por qué una violación? ¿De verdad que no había nada más, ninguna otra razón que pudiese llevar a la separación de Inés y Victoriano?; y dos: ¿para cuándo una villana? ¡Désenla ya caramba! Y por supuesto, siempre tiene que haber una mujer joven, sexy y ambiciosa, que tiene engañado al marido. ¡Qué malos son los calentones!
Me tengo que detener un segundo en tres cosas: ese uso pobre y horroroso del croma, por favor, alguien que sepa de ésto y que por caridad se pase a dar unas clasecitas a Televisa; amén de que todas las telenovelas últimamente andan patrocinadas por alguna marca de lencería, sino no llego a comprender muy bien el muestrario de sujetadores y otras piezas clave de la ropa interior femenina; y qué decir de los momentos Pantene, yo cuando me quito un gorro o el casco de una moto muevo la cabeza igual, de un lado a otro esperando que el viento deje mi melena mejor que cuando salgo de la peluquería.
En cuanto a los estilismos, de buscona chic (obviamente) para Déborah, completamente diferente de los estilismos, a la par tan dispares entre ellas, de las hermanitas, ¡cómo se nota que no se trata de una producción de 'El Gúero' Castro! Pero por favor, un minuto de maravillamiento con esos divinos nidos de pájaro en las cabezas de Eduardo y su mami Bernarda; estoy intentando hacerme lo mismo en mí misma desde el lunes pasado, de momento gasto dos botes de laca por intento y sigo sin que me quede tan frondoso.
Algunos Síes y algunos Noes...
Síes
1. Sí a la narración de Inés. Nos ahorraremos, espero, las explicaciones absurdas dadas por los personajes.
2. Sí a Évora-Ruffo. (Me encantan, sí, yo confieso... ¡Aiba! La culpa no fue del Cha cha cha -canción de Gabinete Caliari- sino de que me zampé La Madrastra enterita)
3. Sí a Andrés Palacios.
4. Sí a que Salvador Mejía se ande reivindicado después de La Tempestad y Lo Imperdonable.
5. Sí a Grettell Valdez en un personaje diferente a sus últimas novelas y reivindicando el feminismo, si bien no es necesario repetirlo mil veces, ni gritarlo como una energúmena, se debe demostrar. Nota para los guionistas. Aunque han entendido que el feminismo no es lo opuesto al machismo sino la defensa de la igualdad para la mujer.
6. Sí a las químicas de las parejas, bueno de casi todas... A ver quién adivina de qué pareja ando hablando...
Noes
1. No a la escena paquetón... No hace falta explicación, digo yo.
2. No a René Casados, lo siento no me gusta la pareja que hace con Grettell. ¡Ups! Se me escapó.
3. No al personaje de la Vergara o es que ella lo exagera muy mucho, ¿o soy yo?
4. No a que las parejas de interés (pa' mí) se queden como se tienen que quedar al final, que me lo veo venir.
5. No a los comentarios ofensivos por la edad a las actrices y ni mu sobre los actores, ¿qué pasa que quien critica no nota el pasar de los años? ¡Que me den la receta!
6. No a un nuevo refrito, me repito más que el ajo, lo sé, pero seguiré con mi lucha silenciosa por un original. Y es que esta es otra telenovela en la que vamos por la quinta versión, debe ser el número mágico de Televisa.
En resumen, ¡habemus telenovela que seguir! We are the champions my frieeeends... (poner musiquita aquí por favor)
Creo que un factor importante es el hecho de que se vaya a tratar de una telenovela corta, lo que ayudará, y creo que ya está ayudando, a que la historia no se vaya a recoger paja allende los mares, añadiendo tonterías por aquí y por allá. Aunque claro esto no es más que mi percepción de lo que puede pasar de acuerdo a lo que vamos viendo, y tal vez es un poco precipitado, toda vez que aún andamos por la segunda semana de emisión, pero yo tengo esperanzas. Sí, aún a pesar de las grandes bazofias vistas, yo aún tengo esperanzas. ¿Y por qué? Porque la esperanza en los dioses noveleros es lo único que no se puede perder.
Tampoco nos creamos que absolutamente todo en la novela me ha encantado, porque sería como asegurar que de A Que No Me Dejas ha salido la próxima Meryl Streep. Como esa primera escena, de ese primer capítulo, esos primeros minutejos al aire, con Alejandro huyendo con sus hijas, que no sé muy bien si me gustó o si más bien no me gustó, porque ¿por qué carajo tiene que huir un veterinario? ¿un narcotraficante amaba mucho a su mascota y el susodicho veterinario lo sacrificó?; aunque al pasar en seguida a la voz de Ruffo y su narración, dejé de lado mi analisis de tan escasos segundos, ¿y que por qué lo traigo ahora a colación? ¡Pues porque fueron los primeros segundos! Hablando del personaje de Ruffo, dos cosas: ¿por qué una violación? ¿De verdad que no había nada más, ninguna otra razón que pudiese llevar a la separación de Inés y Victoriano?; y dos: ¿para cuándo una villana? ¡Désenla ya caramba! Y por supuesto, siempre tiene que haber una mujer joven, sexy y ambiciosa, que tiene engañado al marido. ¡Qué malos son los calentones!
Me tengo que detener un segundo en tres cosas: ese uso pobre y horroroso del croma, por favor, alguien que sepa de ésto y que por caridad se pase a dar unas clasecitas a Televisa; amén de que todas las telenovelas últimamente andan patrocinadas por alguna marca de lencería, sino no llego a comprender muy bien el muestrario de sujetadores y otras piezas clave de la ropa interior femenina; y qué decir de los momentos Pantene, yo cuando me quito un gorro o el casco de una moto muevo la cabeza igual, de un lado a otro esperando que el viento deje mi melena mejor que cuando salgo de la peluquería.
En cuanto a los estilismos, de buscona chic (obviamente) para Déborah, completamente diferente de los estilismos, a la par tan dispares entre ellas, de las hermanitas, ¡cómo se nota que no se trata de una producción de 'El Gúero' Castro! Pero por favor, un minuto de maravillamiento con esos divinos nidos de pájaro en las cabezas de Eduardo y su mami Bernarda; estoy intentando hacerme lo mismo en mí misma desde el lunes pasado, de momento gasto dos botes de laca por intento y sigo sin que me quede tan frondoso.
Algunos Síes y algunos Noes...
Síes
1. Sí a la narración de Inés. Nos ahorraremos, espero, las explicaciones absurdas dadas por los personajes.
2. Sí a Évora-Ruffo. (Me encantan, sí, yo confieso... ¡Aiba! La culpa no fue del Cha cha cha -canción de Gabinete Caliari- sino de que me zampé La Madrastra enterita)
3. Sí a Andrés Palacios.
4. Sí a que Salvador Mejía se ande reivindicado después de La Tempestad y Lo Imperdonable.
5. Sí a Grettell Valdez en un personaje diferente a sus últimas novelas y reivindicando el feminismo, si bien no es necesario repetirlo mil veces, ni gritarlo como una energúmena, se debe demostrar. Nota para los guionistas. Aunque han entendido que el feminismo no es lo opuesto al machismo sino la defensa de la igualdad para la mujer.
6. Sí a las químicas de las parejas, bueno de casi todas... A ver quién adivina de qué pareja ando hablando...
Noes
1. No a la escena paquetón... No hace falta explicación, digo yo.
2. No a René Casados, lo siento no me gusta la pareja que hace con Grettell. ¡Ups! Se me escapó.
3. No al personaje de la Vergara o es que ella lo exagera muy mucho, ¿o soy yo?
4. No a que las parejas de interés (pa' mí) se queden como se tienen que quedar al final, que me lo veo venir.
5. No a los comentarios ofensivos por la edad a las actrices y ni mu sobre los actores, ¿qué pasa que quien critica no nota el pasar de los años? ¡Que me den la receta!
6. No a un nuevo refrito, me repito más que el ajo, lo sé, pero seguiré con mi lucha silenciosa por un original. Y es que esta es otra telenovela en la que vamos por la quinta versión, debe ser el número mágico de Televisa.
En resumen, ¡habemus telenovela que seguir! We are the champions my frieeeends... (poner musiquita aquí por favor)
lunes, 16 de mayo de 2016
Opinando sobre... Corazón que Miente. El final.
No puedo empezar este post de otra forma que no sea expresando mi asombro con Pablo Lyle, ¡aplausos para él! Si en La Sombra del Pasado me gustó, en Corazón que Miente me ha impresionado, ¡qué capítulo final se marcó! Lloros comedidos y en su justa medida, sobreactuación cero, intensidad adecuada a cada momento, sonrisas sinceras, rabia necesaria, ¡qué guiños de ojo! De verdad que mis respetos. Si hay justicia actoral poco tiempo estará en las novelas y caminos nuevos emprenderá. Claro que si los dioses noveleros hacen de las suyas, para beneplácito de quienes disfrutamos de este género, será el protagonista de referencia, aunque creo que poco le queda para poder hacer cualquier papel que se proponga a la perfección, y un buen villano sería de agradecer en él.
Normalmente cuando comentó acerca del capítulo final de una novela, siempre lo hago destripando y comentando las cosas lógicas o sin sentido, pero este en concreto me ha dejado poca tela que cortar, aunque siempre algo de tela hay. Matizo que el hecho de no tener mucho que destripar, que no me hayan sangrado los ojos con algunas escenas, que no me haya dado por la risa floja como con Pasión y Poder (¡y ya estoy otra vez!) no significa que haya sido un final magnifico, maravilloso, inolvidable, abrumador, imprescindible, innovador, y bla bla bla, sino que he visto un buen ritmo en el conjunto -si bien es cierto que a la mitad del capítulo se comenta que a un caracol le hubiese dado tiempo a dar la vuelta al mundo en comparación-. Me sorprendió que no se tratase de un final lento y somnífero en el inicio para luego ir amontonando las escenas de interés al final como los plátanos en el supermercado, y eso es de agradecer.
Eso sí, ¿qué fue ese momento de Leonardo agonizando (era de esperar que acababa muriendo...), incorporándose en la cama, extendiendo la mano mientras llamaba a Lucía? Soy yo uno de sus familiares y de primeras le pregunto si está tonto, y de segundas le pido a los doctores que dejen de dar la medicación que suministran a sus pacientes que los hacen flipar un poquitín. ¿O es que la actuación de Diego Olivera no terminó de convencerme? O tal vez como yo vi Laberintos de Pasión, pues ya me perdonen los fans de Olivera, pero donde esté César Évora -en cualquier papel- que se quite todo el resto. Siguiendo con Leonardo, muy bonito eso de dejar a su-hijo-recién-encontrado-primeramente-odiado-pero-ya-como-que-no y a la musasa-que-crió-que-en-principio-amaba-pero-que-en-segundo-y-medio-ya-no con bendición incluida, pero hombre, decir que fue tu hija cuando dos días para atrás le estabas comiendo la boquita y le decías que andabas en el enamoramiento con ella, pues mucho sentido no tiene se mire por donde se mire. Y ya lo siento, pero la escena de Carmen hablándole a Leonardo ya difunto, pues como que no me llegó... Muy bonita y adecuada sí, pero carente de emoción, me quedo con Alonso despidiéndose de su recién estrenado papá. Ahora bien, si me tengo que quedar con una escena de este final, me quedo con el último vis a vis de Alonso y Demián -matizo que por Lyle, aunque seguro que esto no hace ni falta, la obviedad no necesita matización-.
De los malos malosos: Rogelio muere, pues sí ya bastante tuvo previamente con lo de la cara a lo Fantasma de la Ópera (que por cierto no ha sido uno de los mejores trabajos de caracterización del mundo novelero en Televisa), o tal vez no; Demián tetrapléjico y la enfermera explicándoselo como quien explica la receta de una tortilla de patatas o a un paciente cuando lo que tiene es un juanete; Renata-Mireya sin piernas muy bien, mejor Dulce María dedicada a las villanías en novela que a la cantada (my opinion, chears); Rafaela como prosti barata... ¿Pero qué clase de amigos tiene la secretaria de la empresa? Como para despedirla, miedito; Eduardo en la cárcel con visita de ex mujer incluida, si se los hubiesen ahorrado a ambos, pues mejor, somnolencia.
De otro lado, la cartita de Leonardo hablando del papi recién aparecido de Mariela, pues maravillosa y estratégicamente colocada por alguien que no sabía que iba a fallecer; bello personaje de Helena Rojo como abuela nada tonta y alcahueta, aunque ese color fucsia-violeta de los ojos era too much, parecía que la maquillaba un pintor de brocha gorda; y ¿por qué, por qué, por qué las parejas gays no se dan nunca un beso en una novela de Televisa? ¡Son pareja! Y como en todas las parejas de que hay besos, los hay. Esto no pasa el filtro del Comité de Bla Bla Bla, pero sí lo pasan las violaciones, los asesinatos, los maltratos. Sí, todo muy normal.
Y otro por qué, por qué, por qué: ¿por qué, por qué, por qué hay que terminar una novela con una boda? ¡Qué manía! Aunque habiendo elegido la pieza de Bach elegida, no puedo objetar nada, me tocaron la fibra, me llegaron al corazoncito, lloré: me ganaron. Historias personales que tiene una con ciertos clásicos. Y ya si hubiesen dejado la canción de la novela sólo a violín como la empezaron, sólo a un instrumento, hubiese sido brutal.
En definitiva, refrito de refrito sí, es la quinta (¡quinta! que se dice pronto) ocasión que se lleva esta idea a la pantalla novelera, pero hay que darle una buena nota, por lo menos a este final. Eso sí, ¿para cuándo un poco de originalidad en Televisa?
Normalmente cuando comentó acerca del capítulo final de una novela, siempre lo hago destripando y comentando las cosas lógicas o sin sentido, pero este en concreto me ha dejado poca tela que cortar, aunque siempre algo de tela hay. Matizo que el hecho de no tener mucho que destripar, que no me hayan sangrado los ojos con algunas escenas, que no me haya dado por la risa floja como con Pasión y Poder (¡y ya estoy otra vez!) no significa que haya sido un final magnifico, maravilloso, inolvidable, abrumador, imprescindible, innovador, y bla bla bla, sino que he visto un buen ritmo en el conjunto -si bien es cierto que a la mitad del capítulo se comenta que a un caracol le hubiese dado tiempo a dar la vuelta al mundo en comparación-. Me sorprendió que no se tratase de un final lento y somnífero en el inicio para luego ir amontonando las escenas de interés al final como los plátanos en el supermercado, y eso es de agradecer.
Eso sí, ¿qué fue ese momento de Leonardo agonizando (era de esperar que acababa muriendo...), incorporándose en la cama, extendiendo la mano mientras llamaba a Lucía? Soy yo uno de sus familiares y de primeras le pregunto si está tonto, y de segundas le pido a los doctores que dejen de dar la medicación que suministran a sus pacientes que los hacen flipar un poquitín. ¿O es que la actuación de Diego Olivera no terminó de convencerme? O tal vez como yo vi Laberintos de Pasión, pues ya me perdonen los fans de Olivera, pero donde esté César Évora -en cualquier papel- que se quite todo el resto. Siguiendo con Leonardo, muy bonito eso de dejar a su-hijo-recién-encontrado-primeramente-odiado-pero-ya-como-que-no y a la musasa-que-crió-que-en-principio-amaba-pero-que-en-segundo-y-medio-ya-no con bendición incluida, pero hombre, decir que fue tu hija cuando dos días para atrás le estabas comiendo la boquita y le decías que andabas en el enamoramiento con ella, pues mucho sentido no tiene se mire por donde se mire. Y ya lo siento, pero la escena de Carmen hablándole a Leonardo ya difunto, pues como que no me llegó... Muy bonita y adecuada sí, pero carente de emoción, me quedo con Alonso despidiéndose de su recién estrenado papá. Ahora bien, si me tengo que quedar con una escena de este final, me quedo con el último vis a vis de Alonso y Demián -matizo que por Lyle, aunque seguro que esto no hace ni falta, la obviedad no necesita matización-.
De los malos malosos: Rogelio muere, pues sí ya bastante tuvo previamente con lo de la cara a lo Fantasma de la Ópera (que por cierto no ha sido uno de los mejores trabajos de caracterización del mundo novelero en Televisa), o tal vez no; Demián tetrapléjico y la enfermera explicándoselo como quien explica la receta de una tortilla de patatas o a un paciente cuando lo que tiene es un juanete; Renata-Mireya sin piernas muy bien, mejor Dulce María dedicada a las villanías en novela que a la cantada (my opinion, chears); Rafaela como prosti barata... ¿Pero qué clase de amigos tiene la secretaria de la empresa? Como para despedirla, miedito; Eduardo en la cárcel con visita de ex mujer incluida, si se los hubiesen ahorrado a ambos, pues mejor, somnolencia.
De otro lado, la cartita de Leonardo hablando del papi recién aparecido de Mariela, pues maravillosa y estratégicamente colocada por alguien que no sabía que iba a fallecer; bello personaje de Helena Rojo como abuela nada tonta y alcahueta, aunque ese color fucsia-violeta de los ojos era too much, parecía que la maquillaba un pintor de brocha gorda; y ¿por qué, por qué, por qué las parejas gays no se dan nunca un beso en una novela de Televisa? ¡Son pareja! Y como en todas las parejas de que hay besos, los hay. Esto no pasa el filtro del Comité de Bla Bla Bla, pero sí lo pasan las violaciones, los asesinatos, los maltratos. Sí, todo muy normal.
Y otro por qué, por qué, por qué: ¿por qué, por qué, por qué hay que terminar una novela con una boda? ¡Qué manía! Aunque habiendo elegido la pieza de Bach elegida, no puedo objetar nada, me tocaron la fibra, me llegaron al corazoncito, lloré: me ganaron. Historias personales que tiene una con ciertos clásicos. Y ya si hubiesen dejado la canción de la novela sólo a violín como la empezaron, sólo a un instrumento, hubiese sido brutal.
En definitiva, refrito de refrito sí, es la quinta (¡quinta! que se dice pronto) ocasión que se lleva esta idea a la pantalla novelera, pero hay que darle una buena nota, por lo menos a este final. Eso sí, ¿para cuándo un poco de originalidad en Televisa?
lunes, 2 de mayo de 2016
Opinando sobre... Simplemente Maria. El final.
Andaba yo pensando en que hacer en estos días y pues me he dicho a mi misma: "mi misma, ya que estás de convalecencia y poco puedes hacer fuera de las cuatro paredes de tu habitación, aprovecha, escribe tu propia telenovela (que aunque nadie la haga nunca de que la termino, la termino), y ponte al día con alguna novela". Claro que luego pensé, que ya que estoy, pues me pongo a escribir en el blog (gran olvidado de este último año). Y qué mejor que hacerlo con un final de esos que me gusta a mí desmenuzar. Empecé a ver el de Pasión y Poder, pero la risa me impidió escribir, es que recuerdo el final y empiezo con la risa floja otra vez, así que pasé a Simplemente María.
De primeras, no entiendo muy bien cómo es posible que se sigan haciendo refritos en Televisa, pero claro, esto llevo yo sin entenderlo no sé desde hace cuánto, que se prefiera el refrito o la adaptación de novelas extranjeras, a un original... Más que nada porque en las adaptaciones hay que pagar la idea también. De segundas, ya que se ponen al refriteo, ¿en serio? ¿de verdad? ¿Simplemente María? No hay telenovela de la que hacer un refritín mejor que Simplemente María.
En lo que al final se refiere, este fue más largo que un día sin pan... Un coñazo en si mismo, claro que por lo poco que he visto y por las opiniones leídas (no de los fans carentes de objetividad) ha sido un coñazo como toda la novela. Aunque admito que si se ve el final escribiendo a la vez lo que a una se le va ocurriendo, como ahora mismo, todo se lleva un pelín mejor.
Entrando en materia, yo pa' mí que la escena ésta de la fábrica la he visto como en unos cuantos finales de telenovela venezolana... ¿qué no? Ahí hemos descubierto que MacGyver al lado de María un mero aprendiz, qué forma de desatarse, ¡qué maravilla! Por lo demás, pues eso, el mismo diálogo de siempre, "me quitaste bla bla", "estás loca y bla bla", con la excusa de que María ha perdido la memoria, pues así rellenamos minutos. Del señor este "malo" que se lió con Vanessa pues qué decir, bah, nada que decir.
El niño Martín de mayor será el nuevo James Bond, qué confianza al decir "sigue a ese coche" -creo que voy a hacerlo el próximo día que coja un taxi, no hago más que verlo en las novelas y me pica la curiosidad-. Eso sí, el niño lo mejor de toda la serie, qué decir de esa carita que pone cuando le dicen que lo van adoptar, era para comérselo, qué ricura. Aplauso para él que hasta media lágrima asomó por uno de mis ojillos, lo que no recuerdo es si fue el derecho o el izquierdo.
Cristóbal y Alejandro han tenido la misma discusión los 126 capítulos, ¿verdad? ¡Vaya petardo! Tendrían que haberla dejado con el nuevo médico, no sólo un medio voy a intentarlo contigo, eso sí que hubiese sido un buen final. Más que nada para que la musasa catase a todo galán. Lo de citar a los tres pretendientes a la vez y salir vestida como si se fuera al TVyNovelas, ¿hola? Antes de que esto pasara, ese discurso de súplica que le da Cristóbal cuando encuentran a la niña demuestra que debería haber visto previamente The Vow, esa de la muchacha de The Notebook que andaba casada con el buenorro de Channing Tatum y que como resultado de un accidente no se le ocurría otra cosa que olvidar lo vivido con el macizorro de su marido, pues en resumen, que me desvío, él lo hacía todo tan bien que ella volvía a enamorarse de él de verdad, no así como así, no era un "no estoy enamorada de ti, uy, pues ahora sí porque te interpones entre mí misma (no mí misma de mí misma sino mí misma de María misma) y una bala". Ay no, perdón, que le habló su corazón, que al parecer hasta ese preciso instante andaba mudo o de parranda, además de que los flashbacks llegan en el momento más oportuno, ¡qué medicamentos más geniales tomaba mi María! Que a todo esto podría pasarme el nombre del rímel que utiliza, madre mía, no se mueve ni una mijita; yo "lloro" lo que ella y parezco un oso panda recién levantado después de una noche de juerga que no se desmaquilló antes de irse a dormir.
En cuanto a lo de la bebe-hija-de-María-pero-que-ni-ella-misma-reconoce pues los celos de Pina son 100% comprensibles. ¿Qué es eso de que tu hija esté llorando y llegue otra persona y se la lleve a su habitación para tranquilizarla? ¿Y la cojo ahora sí y ahora también? Hubiese sido un puntazo en el guión que se hubiese largado Pina con la niña, como si para ella hubiese usado a su amiga como vientre de alquiler [que no entren ahora los juicios morales que yo sólo miro en este momento por un giro en la historia, gracias], claro que esto para un final es too much. Hablando de finales too much, no saben dosificar las "verdades", y ponen todo en la parrilla a la vez. Pues a mí me enseñaron que primero van las chuletillas, luego el pollo y por último el chorizo y la panceta -no, no hace falta saber de ingredientes de la parrillada riojana (Spain) típica, lo que hay que pillar es el concepto, es decir, que todo se debe hacer en un orden, para que ningún ingrediente se nos queme u otro se nos quede crudo-. Me ha encantado Laureano diciéndole a la Pina "te lo dejo a ti que siempre has sabido hacer lo correcto", un claro y contundente me lavo las manos como Pilatos en toda regla.
Como española que es una, eso dice mi pasaporte, no puedo darle al botón publicar sin comentar la forma de hablar de la eSSSpañola, ¿qué era eso? Nota para los escritores: no hablamos así en España desde el siglo XIX. No he tratado yo a mi madre, padre, o novio o amigos, de usted en lo que llevan mis patitas pisando este mundito. Se hace con la gente mayor (en algunas familias en algunas partes de España) y con los desconocidos a partir de cierta edad y jefes, estos últimos cuando se trata de altos ejecutivos o si es jefe directo y te pide que así lo hagas. Palabra clave para los escritores: investigación. En un gran abanico de profesiones uno debe investigar. Ya sean abogados, periodistas, escritores, por si no se lo había dicho nadie (no les conozco, por ello les trato de usted). Pero, si lo que querían hacer era darse la famosa licencia literaria (excusa fantástica para no investigar ni como se llama el aeropuerto de Barcelona, les cuento que se llama El Prat, porque ni lo miraron seguro), no digan que el personaje es español, inventen un país. Esto es lo mismo que si en una productora española se hace una serie en la que uno de los personajes es mexicano y lo pasean por las calles de Madrid vistiendo y hablando como lo hace María al principio de la novela y dando a entender que así es el 100% de los nacionales. En lo cierto, en lo correcto y en lo cabal, no se encontraría la citada serie.
Con lo que voy a decir ahora más de uno se me echará al cuello pero si no lo digo, reviento, y menudo trabajo para mi pobre madre limpiar todo eso. Soy católica, creyente, practicante, y no logro entender esa manía en las novelas, y en esta ha sido brutal, de estar mencionando a Dios y a la Virgen cada dos por tres, ¿no se dan cuenta de que lo poquito agrada y lo muchito enfada? ¿Si ya tienen los capítulos de La Rosa de Guadalupe porque usan tanto la religión con novelas como Simplemente María? ¿No les interesa llegar a un público no católico? Como lo son las personas pertenecientes a otras religiones, o los ateos, o simplemente católicos que no tienen ganas de escuchar que de cada cuatro líneas escritas una se refiere a los designios del Señor, la otra a las pruebas que nos pone, otra para pedirle un milagro, y si hay suerte la cuarta se usa para otra cosa. Yo vivo en una familia de católicos, ateos y agnósticos, por lo que he crecido apreciando y sabiendo cuan importante es la diversidad.
Ya, para ir acabando, yo diría algo bueno de la villana de la historia, pero es que lo mejor de la misma era cuando no aparecía. Estuvo muy bien su final, que las dos cómplices acabaran asesinándola, que ya es casualidad que les tocase a las tres en la misma celda, pero bueno, ¿no fue demasiado gráfico? Ahora entiendo, es para compensar lo de sacar a colación a la Virgen cada dos por tres. Mejor que dejen de hacer tanta mención y así se podrán ahorrar escenas tan gráficas para una novela cuyo final se emite en tarde de domingo. Cambiando de tema, las uñas rojas con los labios rosa fucsia, las flores del pelo en rosa fucsia, el cinturón en rosa fucsia de María... Cri cri
¡Qué no se me olvide! Lo mejor del final: Zuria Vega.
Bueno, pues eso, que Televisa va de mal en peor, aunque eso sí, espero con ansias que empiecen Las Amazonas (remake de una venezolana, obvio, no va a ser un original), que sí, que es de Mejía y anda como el Güero más perdido que piojo en peluche, pero confieso que me apetece ver a la Rufo y al Évora con Mejía... Ay, es que me tragué La Madrastra de p a pa y me chifló. No me digáis nada, una cambia de opinión de vez en cuando, soy rara, lo sé.
De primeras, no entiendo muy bien cómo es posible que se sigan haciendo refritos en Televisa, pero claro, esto llevo yo sin entenderlo no sé desde hace cuánto, que se prefiera el refrito o la adaptación de novelas extranjeras, a un original... Más que nada porque en las adaptaciones hay que pagar la idea también. De segundas, ya que se ponen al refriteo, ¿en serio? ¿de verdad? ¿Simplemente María? No hay telenovela de la que hacer un refritín mejor que Simplemente María.
En lo que al final se refiere, este fue más largo que un día sin pan... Un coñazo en si mismo, claro que por lo poco que he visto y por las opiniones leídas (no de los fans carentes de objetividad) ha sido un coñazo como toda la novela. Aunque admito que si se ve el final escribiendo a la vez lo que a una se le va ocurriendo, como ahora mismo, todo se lleva un pelín mejor.
Entrando en materia, yo pa' mí que la escena ésta de la fábrica la he visto como en unos cuantos finales de telenovela venezolana... ¿qué no? Ahí hemos descubierto que MacGyver al lado de María un mero aprendiz, qué forma de desatarse, ¡qué maravilla! Por lo demás, pues eso, el mismo diálogo de siempre, "me quitaste bla bla", "estás loca y bla bla", con la excusa de que María ha perdido la memoria, pues así rellenamos minutos. Del señor este "malo" que se lió con Vanessa pues qué decir, bah, nada que decir.
El niño Martín de mayor será el nuevo James Bond, qué confianza al decir "sigue a ese coche" -creo que voy a hacerlo el próximo día que coja un taxi, no hago más que verlo en las novelas y me pica la curiosidad-. Eso sí, el niño lo mejor de toda la serie, qué decir de esa carita que pone cuando le dicen que lo van adoptar, era para comérselo, qué ricura. Aplauso para él que hasta media lágrima asomó por uno de mis ojillos, lo que no recuerdo es si fue el derecho o el izquierdo.
Cristóbal y Alejandro han tenido la misma discusión los 126 capítulos, ¿verdad? ¡Vaya petardo! Tendrían que haberla dejado con el nuevo médico, no sólo un medio voy a intentarlo contigo, eso sí que hubiese sido un buen final. Más que nada para que la musasa catase a todo galán. Lo de citar a los tres pretendientes a la vez y salir vestida como si se fuera al TVyNovelas, ¿hola? Antes de que esto pasara, ese discurso de súplica que le da Cristóbal cuando encuentran a la niña demuestra que debería haber visto previamente The Vow, esa de la muchacha de The Notebook que andaba casada con el buenorro de Channing Tatum y que como resultado de un accidente no se le ocurría otra cosa que olvidar lo vivido con el macizorro de su marido, pues en resumen, que me desvío, él lo hacía todo tan bien que ella volvía a enamorarse de él de verdad, no así como así, no era un "no estoy enamorada de ti, uy, pues ahora sí porque te interpones entre mí misma (no mí misma de mí misma sino mí misma de María misma) y una bala". Ay no, perdón, que le habló su corazón, que al parecer hasta ese preciso instante andaba mudo o de parranda, además de que los flashbacks llegan en el momento más oportuno, ¡qué medicamentos más geniales tomaba mi María! Que a todo esto podría pasarme el nombre del rímel que utiliza, madre mía, no se mueve ni una mijita; yo "lloro" lo que ella y parezco un oso panda recién levantado después de una noche de juerga que no se desmaquilló antes de irse a dormir.
En cuanto a lo de la bebe-hija-de-María-pero-que-ni-ella-misma-reconoce pues los celos de Pina son 100% comprensibles. ¿Qué es eso de que tu hija esté llorando y llegue otra persona y se la lleve a su habitación para tranquilizarla? ¿Y la cojo ahora sí y ahora también? Hubiese sido un puntazo en el guión que se hubiese largado Pina con la niña, como si para ella hubiese usado a su amiga como vientre de alquiler [que no entren ahora los juicios morales que yo sólo miro en este momento por un giro en la historia, gracias], claro que esto para un final es too much. Hablando de finales too much, no saben dosificar las "verdades", y ponen todo en la parrilla a la vez. Pues a mí me enseñaron que primero van las chuletillas, luego el pollo y por último el chorizo y la panceta -no, no hace falta saber de ingredientes de la parrillada riojana (Spain) típica, lo que hay que pillar es el concepto, es decir, que todo se debe hacer en un orden, para que ningún ingrediente se nos queme u otro se nos quede crudo-. Me ha encantado Laureano diciéndole a la Pina "te lo dejo a ti que siempre has sabido hacer lo correcto", un claro y contundente me lavo las manos como Pilatos en toda regla.
Como española que es una, eso dice mi pasaporte, no puedo darle al botón publicar sin comentar la forma de hablar de la eSSSpañola, ¿qué era eso? Nota para los escritores: no hablamos así en España desde el siglo XIX. No he tratado yo a mi madre, padre, o novio o amigos, de usted en lo que llevan mis patitas pisando este mundito. Se hace con la gente mayor (en algunas familias en algunas partes de España) y con los desconocidos a partir de cierta edad y jefes, estos últimos cuando se trata de altos ejecutivos o si es jefe directo y te pide que así lo hagas. Palabra clave para los escritores: investigación. En un gran abanico de profesiones uno debe investigar. Ya sean abogados, periodistas, escritores, por si no se lo había dicho nadie (no les conozco, por ello les trato de usted). Pero, si lo que querían hacer era darse la famosa licencia literaria (excusa fantástica para no investigar ni como se llama el aeropuerto de Barcelona, les cuento que se llama El Prat, porque ni lo miraron seguro), no digan que el personaje es español, inventen un país. Esto es lo mismo que si en una productora española se hace una serie en la que uno de los personajes es mexicano y lo pasean por las calles de Madrid vistiendo y hablando como lo hace María al principio de la novela y dando a entender que así es el 100% de los nacionales. En lo cierto, en lo correcto y en lo cabal, no se encontraría la citada serie.
Con lo que voy a decir ahora más de uno se me echará al cuello pero si no lo digo, reviento, y menudo trabajo para mi pobre madre limpiar todo eso. Soy católica, creyente, practicante, y no logro entender esa manía en las novelas, y en esta ha sido brutal, de estar mencionando a Dios y a la Virgen cada dos por tres, ¿no se dan cuenta de que lo poquito agrada y lo muchito enfada? ¿Si ya tienen los capítulos de La Rosa de Guadalupe porque usan tanto la religión con novelas como Simplemente María? ¿No les interesa llegar a un público no católico? Como lo son las personas pertenecientes a otras religiones, o los ateos, o simplemente católicos que no tienen ganas de escuchar que de cada cuatro líneas escritas una se refiere a los designios del Señor, la otra a las pruebas que nos pone, otra para pedirle un milagro, y si hay suerte la cuarta se usa para otra cosa. Yo vivo en una familia de católicos, ateos y agnósticos, por lo que he crecido apreciando y sabiendo cuan importante es la diversidad.
Ya, para ir acabando, yo diría algo bueno de la villana de la historia, pero es que lo mejor de la misma era cuando no aparecía. Estuvo muy bien su final, que las dos cómplices acabaran asesinándola, que ya es casualidad que les tocase a las tres en la misma celda, pero bueno, ¿no fue demasiado gráfico? Ahora entiendo, es para compensar lo de sacar a colación a la Virgen cada dos por tres. Mejor que dejen de hacer tanta mención y así se podrán ahorrar escenas tan gráficas para una novela cuyo final se emite en tarde de domingo. Cambiando de tema, las uñas rojas con los labios rosa fucsia, las flores del pelo en rosa fucsia, el cinturón en rosa fucsia de María... Cri cri
¡Qué no se me olvide! Lo mejor del final: Zuria Vega.
Bueno, pues eso, que Televisa va de mal en peor, aunque eso sí, espero con ansias que empiecen Las Amazonas (remake de una venezolana, obvio, no va a ser un original), que sí, que es de Mejía y anda como el Güero más perdido que piojo en peluche, pero confieso que me apetece ver a la Rufo y al Évora con Mejía... Ay, es que me tragué La Madrastra de p a pa y me chifló. No me digáis nada, una cambia de opinión de vez en cuando, soy rara, lo sé.
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