lunes, 6 de octubre de 2014

Opinando sobre... Los Miserables

Mis expectativas con Los Miserables eran exageradas. Había disfrutado tantísimo de La Patrona, que veía imposible que una nueva novela en una línea muy parecida, compartiendo misma actriz protagónica, me llenase lo suficiente como novelera... Pero, si La Patrona me encantó; Los Miserables me han enamorado. Los capítulos emitidos hasta ahora, apenas los primeros cuatro, me han bastado para que ya crea que va a ser una de las novelas del año, y una de mis novelas favoritas. Además, empezar la novela cómo la empezaron, ¡qué precioso guiño juntar a Lucho y a Gabriela! Ahora Pedro y Lucha.

Tanto La Patrona como Los Miserables son telenovelas cuyos libretos son adaptaciones de grandes obras de la literatura, que como historias clásicas han sido versionadas y llevadas en multitud de ocasiones al cine, el teatro, la televisión (incluyendo el género de la novela); pero estas dos novelas van más allá de la historia en la que se basan. Si bien la esencia está ahí, la imagen de la mujer fuerte, aguerrida, que ama y odia, lucha y sufre, hace que estás historias vallan más allá. O por lo menos así me lo pareció desde que vi los primeros capítulos de ambas telenovelas. Y ya estoy deseando ver a esa Lucha Durán enamorada del comandante Daniel Ponce, teniendo que luchar, no sólo por demostrar su inocencia, sino contra su propio corazón, sus propios sentimientos, y sé que lo disfrutaré enormemente. Igual que disfruté viendo como Gabriela Suárez, una vez convertida en Verónica Dantes, luchaba contra ella misma, al negarse que amaba a Alejandro Beltrán. Ver al personaje de Aracely Arámbula mostrar la más absoluta frialdad, mezclada con una maravillosa coquetería, ante el personaje de Jorge Luis Pila, para segundos después de que él saliese de escena, derrumbarse en el sillón con las lágrimas cayendo por sus mejillas, era impagable. Y sé que como éstos, me esperan nuevamente momentos impagables.

Hablando de Aracely Arámbula, desde que aterrizó en Telemundo me sorprendió su actitud respecto a su imagen. Y me explico. Que una actriz de novelas como Aracely Arámbula, que es considerada una mujer sexy, atractiva, que tiene una imagen de cara al espectador muy femenina y que además gusta mucho; no tenga problemas en aparecer en pantalla con ese cuidado maquillaje de cara lavada, que cambie de imagen como en el inicio de La Patrona, con aquel pelo castaño, sencillo y sin gracia, para después salir completamente demacrada una vez encerrada en el manicomio, que ahora la veamos en Los Miserables vestir con ropas que no la favorecen especialmente, o con un uniforme con el que está sosa a rabiar; y que encima haga uso de esas imágenes compartiéndolas en las redes sociales; no sólo me ha sorprendido gratamente, sino que ha hecho que como actriz me gusté mucho más de lo que me podía venir gustando anteriormente.

Creo que Aracely Arámbula es otra desde que aterrizó en Telemundo, es como si aquí hubiesen sido capaces de sacar o permitir una parte de ella como actriz que hasta ese momento se hallaba escondida. Es más, pensaba que después de Gabriela Suárez me sería imposible enamorarme de Lucha Durán, pensaba que Aracely Arámbula no sería capaz de despegarse de Gabriela, y que parte de su esencia se la imprimiría a Lucha, pero me equivoqué. Cuando veo a Lucha, veo a Lucha; porque Arámbula ha conseguido que olvide a Gabriela y me enamore de Lucha.

En cuanto a lo que a la historia en sí se refiere, no creo que se le pueda pedir más. Hasta las historias secundarias a la trama principal son necesarias, acordes en tiempos, perfectamente introducidas, narradas, tratadas. Aunque habrá que esperar a que la historia se vaya desarrollando, y los capítulos se vayan sucediendo, si que es cierto que desde el minuto uno en el que comencé con esta novela de Valentina Párraga caía rendida a sus pies. Y eso es tan difícil, que no puedo otra cosa que alegrarme enormemente por esta humilde novelera.

No hay comentarios:

Publicar un comentario