Ayer domingo se emitió el último capítulo de la novela La Gata, y hoy lo he visto. En más de una ocasión he visto únicamente el final de una novela, por el interés de saber como han decido terminar la historia, y no por el interés hacia la novela en sí, sino más bien porque he visto el trailer o por la mera curiosidad. Lo cierto es que, desde un principio, no tuve ningún interés en ver esta novela en particular, pero al querer escribir un post opinando sobre la misma, entendí que debía ver, no sólo el capitulo final, sino más de un capítulo completo, para que así mi opinión estuviera más fundada, para poder analizar con cuidado la historia, la trama, los personajes... Pero me fue imposible. No pude ver un sólo capítulo entero, más allá de este último, con el que me costó no colocarme palillos en los ojos, para que así no se me cerraran.
De la novela en general, se me han planteado una serie de preguntas sin respuesta. ¿Es que Pablo nunca pudo llevar a su noviecita a pegarse una ducha? ¿En serio? ¿Nunca? Con todo el dinero que tenía, no me entra en la cabeza. ¿Una amnesia en una novela y la típica villana aprovechándose? Tal parece que las amnesias se cogen como los catarros, con una frecuencia pasmosa. ¿Niña pobre-niño rico y ella resulta ser la hija de unos millonarios? No, ¿en serio? Lo único un poco original, por encontrar algo original, es la escena de la boda no boda, con plantón por parte del protagonista, aunque casi mejor que se hubiese celebrado esa boda y hubiesen dejado al personaje de Monica Sánchez en el tintero. A Maite Perroni la he visto más estática que de costumbre, muy fingida, muy rígida, mientras que a Daniel Arenas cada día le veo mejor, me creo sus personajes, y eso me encanta. En cuanto a la química entre ellos, lo cierto es que, pues ni me ha gustado ni me ha disgustado, vamos, ni fu ni fa.
¡Que típica Laura Zapata!, pero que bien se le da lo de ser malvada, si bien, su momento de me vuelvo loca no me vuelvo, fue más de, por favor que acabe esta escena de una vez, que ya me quiero ir a mi casa. Y si no pudo llorar, ¿no hay unas lágrimas artificiales o algo? Digo, para darle más realismo, que bastante con que acabase en la cárcel de una escena a otra, así, en tres segundos. Siendo, a todo esto, un horror la escena de la cárcel, porque entre lo fingido de toda la escena, el que no sabías si la deportaban o la llevaban a una cárcel de máxima seguridad, yo de verdad que ahí me perdí. Pero claro, como no, se arrepiente en ese momento de sus fechorías, ah no, que no se arrepiente, no sé, aquí también me perdí, o me dormí. Eso sí, la prisión en la que finalmente acaba parecía, por dentro, la que se ve en Harry Potter, pero con el exterior de la de Amor Real, en la que por cierto la maquillaban maravillosamente, debió ser la varita.
De los niños destaco al nene enfermo, Carlos Horacio (¿qué les hizo el niño para semejante nombre?), a los demás no les he cogido ni ternurita. Vale que son niños, pero después de ver a los niños de Mi corazón es tuyo, pues oye una espera que todos los niños la emocionen. El niño de la Buenfil no me ha gustado ni un migaja, ya lo siento, es un niño y no debería decir nada, pero... Amén de que parece más el hermano de la Gata que su hijo, y que la Buenfil debería no haberle mirado tanto como madre orgullosa. Hablando de Erika Buenfil me debato entre, que me haya gustado más o menos que en Amores Verdaderos, y prefiero dejarlo ahí, en el debate, sin decidirme.
La escena de centavito y la madre me dio de todo menos ternura, más bien, me aburrió. Además, ¡qué manía con hacer pasar a una señora de cincuenta años por una de veinte!, ¿querían ahorrar en costes y por eso no contrataron a una actriz más joven? En cuanto a la hija de centavito, como no, en este capítulo final, la nena ciega es curada por el médico ex ciego, muy mono ello, pero muy previsible también, y menos tierno que un paquete de pan Bimbo congelado. Por cierto, alguien debería haber explicado a la producción que, después de una operación de vista, las luces deben estar muy muy muy tenues, que para saberlo sólo hace falta haber visto un par de novelas y un par de películas.
En cuanto al papi de Esmeralda, pues poco más se puede decir que, ¡menos mal que le cortaron la coleta!, o preguntarse por el apellido que le buscaron, que se las trae, de la Santa Cruz, ¿de dónde lo sacaron? ¿de un juego antiguo de Quién es Quién? Sin olvidar que el eco que se produce en su salón me ha sorprendido sobremanera, deberían haber llamado a un buen decorador.
En cuanto a Mónika Sánchez y su últimas escenas como Gisela, pues además del tuit de la propia actriz, confundiendo el mismo día del final La Gata con La Malquerida, pues poco más puedo destacar. ¡Qué escenas más cutres! Cuando está discutiendo con el macizo del novio, le salva lo de macizo, porque de que es endeble, lo es, la tía lo empuja y el otro se cae, se da en la cabeza y muere ¿perdón?, ¿pero esta mujer que es, superwoman? ¿Y cómo pasa de estar en la galería, o esa habitación de dos por dos, a una celda de aislamiento en un manicomio? ¿Me perdí algo? O grabaron un final de cuatro horas, o se les olvidó la continuidad, o es que prefirieron más el uso del flashback, y es que, ¡qué obsesión con los flashbacks cada dos por tres metidos con calzador! Sin olvidar entre medias una escena de los ojos del pobre gato, en serio, ¿le pagarían al gato derechos de imagen y había que amortizarlos?
Haciendo referencia a otras escenas, como no, la mamá abandonadora (vocablo) muere, no sin antes decirle al hijo que cumpla sus sueños, que más parecía una escena copiada de En busca de la felicidad, de Will Smith, aunque, obviamente, esta escena en cuestión es mil veces mejor y dura el tiempo justo, pero claro, aquí ando comparando el caviar con la mortadela, y no se puede. ¿Y la manía de abandonar niños recién nacidos y que sean encontrados así como así? Sin olvidar que a todos los amigos les parezca lógico y normal, que el amigo encontrador (vocablo) se lo quede así como se queda uno con un periódico, muy lógico todo. ¿Y ese embarazo a edad avanzada y encima de cuatrillizos? ¡Qué los niños se quedan sin padres antes de empezar la universidad!
Por último, Mariano, qué hombre más guapo, y como llena la escena, aparece tres minutos en este capítulo, y es de lo único que me llevo un buen sabor de boca. Otros tres minutos son los que salen en total Maite y Daniel, ¿no eran los protagonistas? Eso sí, terminando la novela con una boda, para no faltar a la costumbre. Aunque al principio del capítulo estaban enfadados, y ni reconciliación tierna tuvieron, o a lo mejor hubo reconciliación y me dormí. Sin faltar esa escena final, como no, de ellos dos solos, con más flashbacks y la canción de Maite, que junto a la que grabó con Alex Ubago, lo mejor de la novela. Y, por supuesto, ¡el gato!
En fin, ya me perdonarán los fans, ya me perdonarán todos aquellos a los que sí les gustó La Gata, pero para mí ha sido en resumen, infumable. Y yo quejándome de La Malquerida y siempre hay algo peor.
TOTALMENTE DE ACUERDO! Asco de novela, se creen que todavía estamos en los tiempos de maría mercedes .w.
ResponderEliminarCuando digo que me costo no ponerme palillos en los ojos, no exagero... No puedo decir más que lo ya dicho, in fu ma ble!
EliminarLA GATA ES UN ASCO Y MUCHOS LA ALABAN POR EL BENDITO RATING, PERO COMENZO DE MAS A MENOS, LO QUE ME GUSTO SON LAS LOCACIONES QUE TENIA ANTESQUE LO HICIERA DE PURO CARTON, LOS ACTORES QUE HICIERON DE VIRGINIA, CENTAVITO E INES ADEAS DE LA CANCION DE MAITE PERRONI,PEOR MUCHOS HICIERON EL RIDICULO COMO MONIKA SANCHEZ HASTA DANIEL ARENAS, PERO LA REGO FUE LA BENDITA EDICION Y SU FINAL ABURRIDO Y ESPANTOSA.
ResponderEliminarYo ya de los ratings no me fío nada. Sólo sé que Televisa va de mal en peor.
EliminarGracias por dejarme tu comentario! :)
No me gusto el final de la gata. Muy al bravazo la quisieron alargar y al final la mocharon muy feo.
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