ACACIA: Esteban, necesito hablar contigo. ¿Puedo pasar? Es importante.
Esteban está sentado frente al escritorio, la mira.
ESTEBAN: Claro Acacia, tú dirás.
Le hace un gesto con la mano, indicándole que se siente, Acacia se sienta en una silla al otro lado del escritorio.
ACACIA: No quiero alargar esta conversación innecesariamente, por eso te pido que seas totalmente sincero conmigo (Esteban la mira extrañado) ¿Es verdad? ¿Es verdad qué te dedicas a amenazar a todos los chicos que han mostrado algún interés en mí? ¿Por qué lo haces Esteban? ¿Por qué no quieres que ningún hombre se acerque a mí?
Esteban se levanta de la silla, se dirige hacia ella, pero se aleja, se queda a unos pasos.
ESTEBAN: Acacia yo...
ACACIA: Sin mentiras Esteban. (Le mira a los ojos) Por favor.
ESTEBAN: No los amenazo, bueno, puede que mi forma de decir las cosas sea brusca, pero es sólo porque me preocupo por ti.
ACACIA: Te preocupas por mí. (Se pone de pie, le mira) ¿Y por qué te preocupas por mí? ¿Por qué tú te preocupas por mí?
ESTEBAN: Porque tú, porque... (Se da la vuelta, vuelve a darse la vuelta, la mira) Porque tú eres la hija de mi mujer, y me preocupa que no te cases con un buen hombre.
ACACIA: ¿Es por eso Esteban? ¿Sólo por eso? ¿Quieres que encuentre a un buen hombre?
ESTEBAN: Sí Acacia, sólo por eso.
ACACIA: Muy bien (Se le llenan los ojos de lágrimas) Ya no tienes que preocuparte más por mí Esteban, ya encontré un buen hombre. Y además un buen hombre que mi mamá aprueba, así que, cómo sólo te preocupa que esté con un buen hombre, ya puedes dejar de preocuparte.
Esteban la mira asombrado, se dirige a ella, la coge por los brazos, se la acerca a él.
ESTEBAN: ¿De quién hablas Acacia? ¿De quién demonios estás hablando? ¡Habla!
Acacia le mira, se intenta soltar.
ACACIA: ¡Esteban suéltame! ¡¡Suéltame Esteban!! Me estás lastimando...
Esteban la suelta.
ESTEBAN: No hay un sólo hombre que te merezca (se le acerca a la cara) ¡Ni uno sólo!
Acacia le empuja.
ACACIA: Eres un idiota Esteban, y te comportas como lo que eres, ¡como un idiota! Te odio, te odio tanto Esteban.
Acacia se dirige a la puerta, antes de abrirla se vuelve a mirar a Esteban.
ACACIA: Te odio.
Acacia abre la puerta.
ESTEBAN: ¡Yo también te odio!
Acacia cierra la puerta, Esteban se dirige al escritorio, tira con furia los papeles que están en él, se coge la cabeza entre las manos, se toca el pelo.
ESTEBAN: No Acacia, no puedes estar con otro hombre. Tú no, tú no mi Acacia.
Acacia corre a su habitación, se para en la puerta, se limpia las lágrimas de su rostro y entra. Manuel está sentado en una silla, tiene los ojos lloroso y en las manos la cajita con el anillo de pedida. Acacia se acerca a él, a paso lento, se arrodilla frente a él, y coloca las manos en sus rodillas.
ACACIA: Manolo, perdóname. Lo que he hecho ha sido horrible, irme así, sin decirte nada perdóname. (Manuel la mira) Quiero que sepas que te quiero muchísimo, que te quiero más de lo que jamás podré querer a nadie, pero no te amo. No estoy enamorada de ti. Y no sería justo contigo contestar a tu pregunta sin antes decirte la verdad. No te amo Manuel, esa es la verdad.
MANUEL: ¿Quieres casarte conmigo?
ACACIA: Manuel, acabo de decirte que no te amo.
MANUEL: Te he oído Acacia, y lo sé. Siempre lo he sabido, igual que siempre he sabido que... Que amas a otro hombre. Pero yo te amo, y sé que puedo hacerte muy feliz, sé que yo no voy a desaparecer de tu vida, sé que yo voy a conseguir que olvides a quién sea. Sólo tienes que darle una oportunidad a lo nuestro. Así que, ¿quieres casarte conmigo?
Acacia apoya la cabeza en las rodillas de Manuel, está sentada sobre sus propios pies, levanta levemente la cabeza, le mira a los ojos.
ACACIA: Sí Manolo, quiero casarme contigo.
Acacia y Manuel llegan al salón, cogidos de la mano. Cristina, Elena y Juan Carlos están sentados, ellas en el sofá, en el sillón.
ACACIA: Mamá, ¿puedo hablar contigo un momento?
Cristina mira a su hija, ve las manos entrelazadas y sonríe.
CRISTINA: Por supuesto que sí hija.
Cristina se levanta del sofá, Acacia sonríe a Manuel, le suelta la mano y agarra el brazo de su madre.
ACACIA: Vayamos fuera, quiero caminar contigo.
CRISTINA: Claro que sí, vamos.
Acacia y Cristina caminan tranquilas por el patio de la hacienda.
ACACIA: Mamá, quiero contarte algo importante.
CRISTINA: Imagino que tiene que ver con Manuel, ya vi que entraron agarraditos.
ACACIA: Sí mamá, tiene que ver con Manolo. Mamá, me ha pedido que me case con él y le he dicho que sí.
Cristina se para, mira a su hija.
CRISTINA: ¿Casaros? ¿No es un poco pronto? Ni siquiera me habías dicho que tuvierais una relación.
ACACIA: Mamá, no nos vamos a casar mañana. Estamos comprometidos, y queremos una relación seria, muy seria.
CRISTINA: ¿Y te casarás cuando estés totalmente segura y preparada?
ACACIA: Claro que sí mamá.
CRISTINA: ¡Ay hija! Que felicidad más grande.
Cristina y Acacia se dan un sincero abrazo.
ACACIA: Hay algo más mamá.
CRISTINA: ¿El qué cariño?
ACACIA: Quiero que hablemos de Esteban.
CRISTINA: Acacia, ¿otra vez?
ACACIA: Sí mamá, pero esta vez es diferente. (Cristina la mira extrañada) Ya no voy a oponerme más a vuestra relación. No más.
CRISTINA: ¿Y ese cambio?
ACACIA: Porque... Porque me he dado cuenta de que sí te quiere.
CRISTINA: Ay mi amor, no sabes lo feliz que me haces.
Cristina abraza a Acacia, mientras a ésta le resbalan las lágrimas por las mejillas.
Cristina y Acacia regresan a la casa, entran en el salón. Cristina se dirige a Esteban que está de pie, apoyando las manos en el respaldo de una silla. Acacia va a donde está Manuel, al otro lado del salón, de pie al lado del sillón donde está sentado Juan Carlos. Acacia le susurra algo a Manuel al oído y él asiente.
ACACIA: Manolo y yo tenemos algo que contarles.
Juan Carlos y Elena los miran, Cristina mira a Esteban y le sonríe.
ACACIA: Manolo y yo estamos prometidos, y nos vamos a casar.
Elena y Juan Carlos miran a su nieta sorprendidos, Cristina continua sonriendo, mientras que Esteban va pasando del asombro al hastío.
JUAN CARLOS: Pero mi hijita, ¿no es demasiado pronto?
ESTEBAN: ¡Exacto! ¿Cómo vas a casarte con este? ¡¡No digas tonterías Acacia!!
CRISTINA: ¡Esteban basta! (Mira a Esteban seria, baja la voz) No sé a qué ha venido eso, pero no más.
Elena se levanta del sofá, se acerca a Acacia, le da un beso y un abrazo.
ELENA: Ay preciosa, pues yo estoy muy contenta por ti. Manuel es un buen muchacho.
MANUEL: Gracias doña Elena.
Elena y Manuel se abrazan.
JUAN CARLOS: ¿Y tú mi hija? (Mira a Cristina) ¿Qué tienes que decir?
CRISTINA: Yo estoy muy feliz por mi hija papá. Hemos hablado, y la apoyo, incondicionalmente.
JUAN CARLOS: Bueno mi hijita, si tu mamá está totalmente de acuerdo, ¿quién soy yo para oponerme a todo esto? (Se levanta del sillón, se dirige a Acacia, le da un abrazo) Pero aún así quiero que hablemos tranquilos. (Acacia asiente) Y en cuanto a ti muchacho (Pone sus manos en los hombros de Manuel) más te vale que cuides mucho a mi nieta.
MANUEL: Así será don Juan Carlos, no lo dude. Nunca.
Acacia mira a Esteban, los dos están serios.
ACACIA: ¿Y tú Esteban? ¿No nos vas a felicitar?
ESTEBAN: Yo ya he dicho todo lo que tenia que decir sobre este asunto. Si me disculpáis.
Esteban se marcha.
CRISTINA: No os preocupéis. Cuando le diga que ya aceptas nuestra relación, Acacia, su actitud será otra. Ya lo veréis.
Es de noche en la Benavente. En la recamara principal Cristina se quita la bata, Esteban ya está en la cama, ella se mete también, se acerca a Esteban.
CRISTINA: Mi vida, ¿por qué reaccionaste así con la boda de mi hija? No entiendo porque adoptas esa actitud.
ESTEBAN: Me pongo así porque Manuel es un bueno para nada. Además, estoy seguro de que tu hija no está enamorada de él, y...
Cristina le interrumpe.
CRISTINA: Esteban, este asunto no es tuyo. Es un asunto de mi hija, y yo como su madre soy quién debe preocuparse, y quién se preocupa de todas las decisiones que ella tome. No quiero que vuelvas a interferir en estos asuntos.
ESTEBAN: ¿Lo dices por qué me odia?
CRISTINA: No Esteban. Es más, esta tarde me ha dicho que acepta nuestra relación.
ESTEBAN: ¿Qué te ha dicho qué?
CRISTINA: Lo que escuchas mi vida. Pero que acepte nuestra relación no significa que tengas que preocuparte por ella. Tú preocúpate sólo por mi.
Cristina se acerca a Esteban, él la tumba en la cama, empieza a besarla, en la boca en el cuello...
Semanas después
Acacia está en su habitación, sentada en el sofá, llaman a la puerta y entra Manuel.
MANUEL: Amor, buenos días.
Manuel se acerca a Acacia, va a darle un beso en los labios pero ella mueve la cara, así que finalmente se lo da en la mejilla.
ACACIA: Buenos días Manolo.
MANUEL: Acacia, ¿aún estamos así?
ACACIA: ¿Así cómo?
Manuel mira triste a Acacia.
MANUEL: Me quitas la cara Acacia. No me dejas besarte.
ACACIA: Ay, Manolo que tontería, claro que dejo que me beses.
MANUEL: Sí Acacia, pero cuando estamos delante de los demás. Cuando estamos con tu madre... O con Esteban.
Acacia le mira, respira hondo, se levanta y le coge las manos.
ACACIA: Manolo, entiéndeme. Necesito tiempo. Para mí no es fácil cuando estamos solos, sólo tienes que darme tiempo, ¿si?
Acacia se acerca a Manuel y le da un beso rápido en los labios.
ACACIA: Vamos al comedor, nos estarán esperando.
En la recama principal Esteban se está poniendo la camisa. Cristina se acerca a él, le abraza, le besa.
CRISTINA: Mi vida, me gustaría hacer un viaje. Tú y yo.
ESTEBAN: Lo que tú quieras mi amor.
Esteban abraza a Cristina, le da un beso en la frente.
ESTEBAN: ¿Te he dicho lo mucho que te quiero?
Cristina se ríe. Se vuelven a besar.
En el comedor, todos están sentados a la mesa desayunando. Acacia y Manuel se besan y se hacen mimos varios, mientras Cristina, Juan Carlos y Elena hablan, Esteban está serio, mirando a Acacia.
ESTEBAN: Manuel, ya es hora de empezar a trabajar. Y sin excusas varias.
MANUEL: Sí Esteban, ya voy. Con permiso.
Manuel se levanta de la mesa, se agacha, da un beso en la boca a Acacia, sonríe a los demás y se va.
ACACIA: Yo también me retiro, voy a montar, con permiso.
Acacia se levanta, Esteban hace lo propio.
ESTEBAN: Con permiso.
Esteban se levanta de la mesa y hace ademán de irse. Acacia aún está en el comedor, de pie, al lado de la mesa.
CRISTINA: Mi vida, ¿mi beso?
ESTEBAN: Ay sí, Cristina.
Esteban se agacha frente a Cristina, le da un beso en los labios, Acacia se marcha, para no verlos.
En las caballerizas, Acacia monta en su caballo, sin apartar los ojos de Esteban. Él se sube en su caballo también, ella pone el caballo al galope y él hace lo mismo. Acacia llega al lago, se baja del caballo y espera a que Esteban también lo haga.
ACACIA: ¿Qué te pasa Esteban? ¿Por qué me sigues?
ESTEBAN: No quiero que Manuel te toque Acacia. No quiero que te vuelva a besar.
ACACIA: ¿Pero qué tonterías dices Esteban? Es mi novio, y pronto será mi marido.
Esteban coge a Acacia de los brazos.
ESTEBAN: Nunca más Acacia, él no puede tocarte nunca más.
ACACIA: ¿Y por qué no? ¿Acaso tú no tocas a tu mujer?
Esteban la agarra por la cintura, por la espalda, impidiéndole que se suelte.
ESTEBAN: No es lo mismo Acacia, no lo es. Y tú lo sabes.
Acacia consigue soltarse, le da una bofetada.
ACACIA: ¿Y por qué no es lo mismo? ¡Dime! ¿¿Por qué??
Esteban vuelve a agarrar a Acacia.
ESTEBAN: ¡Tú eres mía!
Esteban besa a Acacia, ella le corresponde, aunque finalmente se suelta. Le abofetea, le pega con los puños cerrados en el pecho.
ACACIA: ¡¡No soy tuya Esteban!! ¡¡¡No lo soy!!! ¡No lo soy, no lo soy, no lo soy!
Acacia se separa de Esteban, anda unos pasos, se toca el pelo, se enjuaga las lágrimas de los ojos, mira a Esteban con furia.
ACACIA: Si algún día pude ser tuya, eso se terminó en el momento en el que te casaste con mi madre. ¡Mi madre!
Acacia se dirige al caballo, justo cuando se va a montar, llega Esteban, la agarra del brazo, la coge por la cintura.
ESTEBAN: Qué no te vuelva a tocar Acacia... O te juro que lo mato.
Laura González López (2014. España)
aaaaaaa... :o el siguiente capitulo esta muy interesante
ResponderEliminar¡Muchas gracias! El siguiente en unas horas. Espero terminarla hoy o mañana. ;)
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