Ella sabía que no le debía amar, que hay amores que no deben ser, que hay amores que no se deben buscar, que hay amores que no se deben alimentar. Pero aquél amor era un amor necesario, para ella era igual que el respirar, sin aquél amor no podía vivir, aunque sabía que por aquél amor podría morir, morir de tristeza, morir de soledad, morir de angustia, morir de pena.
Él sabía que no la debía amar, que cuando no se ama bien, cuando el amor no es puro, limpio, no puede continuar. Pero ella era su luz, era su motor, era la razón de su existir, pensar en no tenerla era el mayor de los sufrimientos, era la mayor de las penas, era un puñal que no se podía arrancar.
Ambos sabían que las historias de amor no son como los libros, que Romeo y Julieta no era una historia romántica, sino una tragedia, ¡pero qué tragedia más romántica!, que tanto Romeo como Julieta apenas eran unos adolescentes, ¡pero qué afortunados de conocer el amor tan pronto!, que la vida no duraba unas páginas, unas horas. Pero el destino es cruel, o simplemente un jugador empedernido, porque sus ojos se cruzaron, sus almas se encontraron, sus corazones se amaron.
Dicen por ahí que todos venimos con un hilo rojo atado a la muñeca o a uno de nuestros dedos, y que al otro extremo de ese hilo está otra persona con la que irremediablemente nos cruzaremos en algún momento de nuestras vidas. Y así eran ellos, dos personas destinadas a encontrarse, sin importar el tiempo que transcurriera o las circunstancias de la vida, sin importar si debían amarse o no. Sólo aceptaron su destino, sólo aceptaron su amor, sólo aceptaron el hilo que los unía.
Y tal vez ese sea el verdadero amor, el que te mueve por caminos jamás imaginables, el que te da momentos jamás soñados, el que es física, química, espíritu; razón, locura, equilibrio; paz, tempestad, calma; deseo, pasión, ternura. El amor que te lleva sin remedio a encontrar a quién está al otro lado de tu hilo rojo.
Hola
ResponderEliminarVeo que andas inspirada, no soy amante de las novelas románticas, he leído muy pocas, pero tu manera de escribir es muy buena, esto es el claro reflejo de tu gusto a las telenoveas y el porque disfrutas tanto el hecho de "destriparlas", como lo llamas. Obviamente no hay manera de hablar de una novela romántica sin pasar por la historia de Romeo y Julieta, con la mención y recordando que aún sabiendo, sería su perdición decidieron vivirlo, supongo que ahí está el origen de tu insistencia siempre, con eso de que no era lo ideal, pero era inevitable, tú muy romántica siempre :)
Ojalá pronto halla una producción que valaga la pena y que no la demerite una televisora o el público; bueno una que por lo menos provoque lo que La Malquerida para que pueda leerte más seguido, con la que hasta penita me daba ver lo ansios@s que tod@s nos quedabamos antes y después de leer tus post, además de las diferentes opiniones que desató, aquí con lo que publicabas y sobre todo en twitter.
Saludos
¡Cómo me gusta leerte siempre! (Vuelvo a pedirte que me dejes tu usuario de Twitter) La verdad es que sí soy una romántica, pero una romántica ajena al idealismo romántico, no creo en las relaciones rosas sin problemas, sino que creo en la fuerza del amor y en lo inevitable del mismo, cuando amas, amas, no hay más.
EliminarEspero que desde las televisoras empiecen a apostar por las historias originales, pero sobre todo que den paso a quienes escriben originales, y no sigan albergando escritores que sólo sirven para el refrito.
Besos