ACACIA: No... No puedo. (Mira a Cristina a los ojos) No puedo llamarle padre, no puedo mamá.
Cristina suelta a Acacia.
CRISTINA: ¿Por qué no?
ACACIA: Porque no le veo como un padre, nunca le vi como un padre... Yo... Yo... (Coge aire) Yo le veo como hombre.
CRISTINA: Pero qué dices Acacia, ¿cómo un hombre? ¿Ves a mi marido como hombre? ¿¿Ves al marido de tu madre como hombre??
Cristina se acerca a Acacia, la abofetea.
CRISTINA: ¿Qué ha pasado entre ustedes? ¿Qué ha pasado? (Coge a Acacia de los hombros, la zarandea, le da una bofetada) ¡La verdad! Maldita sea, ¡¡quiero la verdad!! (Se dirige a Esteban, le da una bofetada, dos, tres) ¿¿¿Qué ha pasado entre ustedes??? ¿Qué? ¿Qué? (Llora desconsolada) ¿Qué?
Esteban mira a Cristina a los ojos, agacha la cabeza.
ESTEBAN: Perdóname Cristina.
Cristina se deja caer en el borde de la cama, se cubre la cara con las manos.
CRISTINA: ¿Pero qué tengo que perdonar? Decidme la verdad. (Les mira, llora) Por favor, decidme la verdad.
Permanecen en silencio. Acacia llora, Esteban mira al suelo, Cristina se seca las lágrimas, se levanta de la cama, se dirige a la puerta, se gira, les mira, ninguno de los dos la mira, sale de la habitación. Acacia corre hacia Esteban, le abraza, él la aparta.
ACACIA: Esteban...
ESTEBAN: Tu madre me tiene que perdonar Acacia, y voy a hacer lo imposible por conseguir su perdón...
ACACIA: Pero tú me amas Esteban, me amas a mí.
ESTEBAN: Puede que yo te ame Acacia, pero a Cristina la quiero, la quiero muchísimo.
Acacia le mira sorprendida, con las lágrimas resbalando por sus mejillas.
ACACIA: ¿Y vas a cambiar el amor por el querer?
ESTEBAN: No Acacia, voy a cambiar el amor, el engaño, la culpa, el remordimiento, por hacer feliz a una mujer que siempre... Siempre... Siempre quiso estar a mi lado. (Esteban se deja caer en el borde la cama, Acacia le mira, él la mira a ella) O, ¿qué es lo que quieres? ¿Qué vayamos a buscarla, la mintamos y continuemos con lo que teníamos? ¿Con esa relación clandestina, a escondidas, sin verdades? ¿O quieres que deje a tu madre? (Suspira) Ahora, ahora mismo, ella te ha preguntado, y tú sólo has sido capaz de decirle que me ves como hombre, no la has enfrentado, ¿lo harías? ¿Te enfrentarías a ella, a la verdad, por ti, por mi? (Niega con la cabeza y se pone de pie) No Acacia, no lo harías. No creo que fueras capaz, creo que tú único interés es que mi relación con ella termine, y no entiendo que te motiva a ello, ¿venganza?, ¿rencor? (Se pasea por la habitación, se para en frente de Acacia) No lo sé, sólo se que no me has dicho una sola vez "te amo", sólo sé que jamás quisiste enfrentarte a tu madre, que ni siquiera ahora has sido capaz de contarle la verdad. (Se dirige hacia la puerta, se gira, mira a Acacia) ¿Y sabes qué es lo peor de todo esto? Que nada tiene sentido, porque si me amaras Acacia, lo tendría, todo lo que hemos hecho tendría sentido, y ahora no seríamos sólo dos infelices y desgraciados que han engañado a una mujer maravillosa, a su madre (señala a Acacia), a su mujer (se señala a sí mismo). Y en realidad, sólo somos eso Acacia, dos malditos desgraciados.
Esteban sale de la habitación, Acacia se derrumba, se sienta en el suelo y llora desconsolada.
Acacia da vueltas por el despacho, está amaneciendo en la Benavente. Cristina entra en el despacho, se para en seco en la puerta al ver a su hija. Sigue andando y deja algo encima de la mesa. Acacia mira a su madre.
ACACIA: Mamá, tenemos que hablar.
CRISTINA: No hija, no hay nada más de que hablar. Anoche quedó todo claro. Tú no has visto a Esteban como a un padre, él se confundió y mató a Manuel, movido por esa confusión. (Se apoya en el respaldo de esa silla) Y por esa confusión debe pagar.
ACACIA: ¿Qué quieres decir con que debe pagar? (Acacia mira asombrada a Cristina) ¿De dónde vienes mamá?
CRISTINA: De denunciar a Esteban ante las autoridades, para que pague por su confusión.
Acacia se lleva las manos a la cara.
ACACIA: Pero, ¿por qué? ¿Por qué hiciste eso mamá? ¿¿Por qué??
Acacia se arrodilla frente a su madre, la abraza la cintura.
ACACIA: No mamá, por favor, no envíes a Esteban a la cárcel... Fue un accidente. (Abraza más fuerte a Cristina) Perdóname mamá, perdóname, perdónale, perdónanos... ¡¡Perdónanos mamá!!
Cristina acaricia a Acacia.
CRISTINA: No tengo nada que perdonarte hija. No viste a Esteban como padre, y ya está, el único culpable es él.
Acacia levanta la vista, mira a Cristina.
ACACIA: No mamá, la única culpable de todo... Soy yo.
Cristina mira estupefacta a Acacia, quita las manos de Acacia de alrededor de su cintura y se dirige a la puerta. Acacia sigue de rodillas y mira a Cristina.
ACACIA: ¡Mamá! (Se pone de pie, Cristina se para) No es verdad, la única culpable de todo, eres tú. Tú, mamá... (Se seca las lágrimas) Por querer quedarte con un hombre que no te amaba. Un hombre que jamás te amó.
Cristina se da la vuelta, mira a Acacia, seria.
CRISTINA: Sí me ha amado Acacia, me lo ha demostrado.
Acacia se acerca a Cristina.
ACACIA: Puede que te haya querido, puede que te quiera, sí, yo sé que te quiere. Puede que esté agradecido contigo por haberle dado esto (levanta los brazos y mira alrededor), yo sé que lo está. Pero nadie mejor que tú (baja los brazos, se acerca más a Cristina) sabe que no te ama, que no muere por besarte, que no muere por tocarte, que no muere por hacerte suya...
Cristina le da una bofetada.
CRISTINA: ¿Qué sabrás tú lo que él ha sentido entre mis brazos? ¿Qué sabrás tú el deseo que ha sentido por mí?
ACACIA: Sé que por mí se ha vuelto loco, sé que por mí ha llorado, sé que estando entre mis brazos ha sentido pasión, sé que por mí... Que por mí ha matado.
CRISTINA: ¿Y te sientes orgullosa? ¿Te sientes orgullosa de haber arrastrado a un buen hombre a la locura? ¿Te sientes orgullosa de haber traicionado así a tu propia madre? A tu madre, Acacia...
ACACIA: ¡¡Tú me traicionaste primero!! Me traicionaste cuando te fijaste en él, me traicionaste cuando me lo arrancaste, ¡cuando te casaste con él!
CRISTINA: Te pregunté si había algo, te pregunté que pasaba con él... Y en vez de contarme la verdad, ¿fuiste la amante de mi marido? Es eso, ¿verdad? Claro, ¡qué tonta soy! Claro, erais amantes. ¡Amantes en mi propia casa!
ACACIA: También es mi casa...
CRISTINA: ¿Eso es lo que te preocupa? ¿Qué he dicho mi casa y no nuestra casa? Eres la peor de las hijas, eres una vergüenza. No sabes como me avergüenzo de ser tu madre. (Se acerca a Acacia) Y me voy a encargar de que no le vuelvas a ver, nunca más.
Cristina se da la vuelta, se dirige a la puerta, la abre, no se gira de nuevo, se queda en el quicio, dando la espalda a Acacia.
CRISTINA: Si no es para mí, menos lo será para... Una malagradecida como tú.
Cristina sale del despacho, Acacia mira asombrada hacia la puerta, se coge la cara con las manos, se arrodilla, llora desconsolada, se quita las manos de la cara, mira hacia la puerta abierta nuevamente, se toca la tripa con la mano. Minutos después oye las sirenas, se levanta del suelo y sale corriendo a la entrada de la hacienda. Esteban está de pie alargando las manos a los policías que se bajan de los coches, Cristina llega en ese momento, Acacia también.
ESTEBAN: Lo siento Cristina...
CRISTINA: Ya sé toda la verdad.
Esteban agacha la cabeza, el policía le esposa.
ESTEBAN: Perdóname, por favor, perdóname.
El policía se lleva a Esteban hacia el coche, Acacia corre hacia ellos, abraza a Esteban.
ACACIA: ¡¡¡No se lo lleven!!! (Mira al policía) ¡¡Por favor no!! No, no, no. (Besa a Esteban en los labios) Perdóname Esteban, perdóname. Todo es culpa mía, si yo hubiese dicho la verdad, desde el principio. (Lo vuelve a besar) Si desde un principio te hubiese dicho... (Se acerca a su oído) Te amo. Siempre te he amado. Jamás podré amar a un hombre como te amo a ti.
Otro policía aparta a Acacia, y se llevan a Esteban hacia el coche. Esteban gira la cabeza, mira a Cristina, mira a Acacia.
ESTEBAN: Te amo... Acacia.
Esteban entra en el coche de policía, los policías hacen lo propio. El coche arranca y sale de la hacienda. Acacia mira hacia el portón, Cristina a sus espaldas la mira a ella.
CRISTINA: ¿No pudiste ser sincera? ¿No pudiste verle como un padre? ¿No pudiste evitar que esto pasara? Si tan sólo le hubieras visto como un padre.
Acacia sigue sin darse la vuelta, mira al portón, suspira.
ACACIA: No mamá, no pude. Porque desde el primer día, porque desde siempre, le amé.
Acacia se da media vuelta y mira a su madre.
Laura González López (2014. España)
No duermo! Si tan solo "La Malquerida" la hubieras escrito tú todas seriamos felices, Premio Nobel de Literatura para Lau �� Te amamos! ����❤
ResponderEliminarPero que emoción de comentario, ¡emoción a mil! Gracias infinitas
Eliminar:) esta de poca ..... el proximo capitulo esto si es una novela
ResponderEliminarQue ilu, ¡gracias!
EliminarMe encantando este capitulin, ta quiero el próximo, sin prisas tómate tu tiempo
ResponderEliminarEspero que el último te encantase igualmente. ;)
EliminarPiola Publica El Siguiente Capitulo :D
ResponderEliminar¿Te gustó? :D
EliminarFelicitaciones por tus capitulines, un placer leerlos, si la escritora de La Malquerida hubiera seguido por lo menos un poco el rumbo que le das a la historia el éxito iba a estar garantizado, aquí si existe un verdadero triangulo amoroso, y la lucha de madre e hija por el amor de un hombre y plasmas muy bien el conflicto que eso genera en todos ellos. De nuevo felicitaciones, excelente trabajo!!!
ResponderEliminarQue bella, ¡muchas gracias Paty! Me alegra enormemente que lo hayáis disfrutado. ¿Te gustó el final? :D
EliminarWOOOOW!! Cuando ya me iba a quejar por un Esteban tan bipolar como una Acacia caprichosa me sorprendes tú con esta Cristina excelente, así tuvo que ser en la telenovela, por Dios, ni siquiera podía imaginarme del todo a la Ruffo haciendo eso, hubiera sido excelente y dado un replica intensa de actuación a Ariadne...pfff es que me los imagino y me muero un poco, así debió ser LA MALQUERIDA!! Benavente esta orgulloso de ti, estoy segura.
ResponderEliminarMe has emocionado hasta el extremo Geri, de verdad. Intenté plasmar algo más en todos los personajes que lo que vimos, sobre todo quise darle al personaje de Cristina lo que no se le dio en el original, y ciertamente yo sí veo a Ruffo y a Ariadne en esta escena. ¿Te gustó el final? :D
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